jueves, 1 de agosto de 2013

WOLVERINE - INMORTAL

          UÑITAS DE ADAMÁNTIUM          por Leo Chubelich

Alguna vez creímos que Wolverine, cortado solo y sin la compañía de la selección mutante de Marvel, daría la talla en la pantalla. Está claro que ' X-Men Origins: Wolverine ' resultó un fracaso de la cabeza a los pies, con los dos peores pecados que el cine de superhéroes puede cometer: la falta de nervio cinematográfico y el vacío de cualquier otra idea que no fuera la explotación burda de la Jackmanía. Además, la pérdida de la dignidad se llevaba puesto a uno de los villanos más perversos y cínicos de la compañía comiquera, el sanguinario Deadpool. Ahora llega a los cines esta nueva entrega bautizada ' Wolverine: Inmortal ' que toma elementos de ' Wolverine ', ese maravilloso comic canónico pergeñado por Frank Miller/ Chris Claremont en la década del 80'. La épica romántica, la lucha por el honor y la inserción del mutante canadiense en tierras impropias, todos elementos que refundaron al personaje a nivel historietístico, son tópicos tocados apenas tangencialmente en esta nueva apuesta cinematográfica, esta vez dirigida por James Mangold. Los Avengers de Joss Whedon nos había dejado el gigantismo del placer amplificado hasta alcanzar el tamaño de Manhattan y transmitido en colores y a todo el ancho de la pantalla, lección muy difícil de empardar para cualquier cineasta preocupado por llevar estas sagas superheroicas al terreno cinematográfico. La película de Mangold apuesta a la contundencia de la materialidad cuasi artesanal, con músculos sudorosos, drama, locaciones exóticas y artes marciales como combustible, casi prescindiendo del CGI, o puntuándolo aquí y allá con mesura.
 

No lo logra nunca - o casi nunca - porque detrás de cámaras no hay un cineasta de fuste como sí lo es Whedon, señor talento por detrás de una de las obras maestras de la historia audiovisual mundial: Buffy The Vampire Slayer. Tenemos Japón, algún villano nunca abordado ( la peligrosa Viper ), presencia romántica del elemento femenino en la belleza de porcelana Mariko Yashida, la ronin Yukio, ninja...s y el monstruoso Silver Samurai hecho de adamántium, pero no tenemos osadía, gustito por el riesgo, irresponsabilidad -que se eso se trata- para llevar la cosa al Parnaso cinético. ' Wolverine: Inmortal ' tiene sudor y músculos anabolizados pero abdica de la sangre; Tiene peleas por doquier pero el montaje frenético y la no utilización del ancho de pantalla nos ningunean la fiesta; Tiene esgrima de metales filosos ( a propósito, ¿ no era que el adamántium, la aleación más completa, era capaz de cortar todo otro metal como si se tratara de mantequilla ? ) pero la abulia se fagocita el cuadro y todo interés. La respuesta es que Mangold es incapaz de sacarle punta a los varios géneros con los que el film coquetea, y para colmo cualquier pincelada de humor nos ha sido birlada porque Logan es seriote, grave y está lastrado por los traumas que involucran a Jean Grey, el amor de su vida que tuvo que asesinar en el último eslabón de la franquicia X-Men.
Ese estado como de condena a resiliencia perpetua del héroe, un verdadero incordio machacado por la presencia fantasmática de Famke Janssen, encuentra minúsculo oasis en los momentos en que la película se abre a la diversidad intercultural. Instantes reposados de educación cultural y sentimental. Pura experiencia inmersiva de un occidental en Oriente. Distintas formas de interpelar un dolor primario a través de la revolución transformadora de la mujer. Pocas veces una película ha intentado ser respetuosa de otras culturas diferentes a la norteamericana predominante, modesto y discreto fulgor que cede su brevísimo espacio al festival consabido de la gansada digital. En los créditos hay información que remite a " viejos conocidos ", una coda que nos avisa que el martirologio de los cuadritos en la pantalla -con negocio multimillonario incluido- nunca termina. Una pena por Hugh Jackman que, a los ponchazos y con la mayor entereza posible, se calza el overall del héroe con la sagrada entrega del clasicismo. Tal vez la tercera sea la vencida. Tengamos salud.