martes, 25 de diciembre de 2012

ROCKY MALANDRA

DIABLO

Es curiosa la historia del bizarrismo en nuestro país. Se cree y se celebra, a mi entender erróneamente, a ese adefesio llamado " Esperando la carroza " como si se tratase de la cumbre del cine bizarro. Una colección de situaciones pintorescas, pésimamente impostadas, con más tristeza que felicidad ( hay motivos para creer, a raíz del suceso atemporal de la película de Alejandro Doria, que el argentino es un ser morboso y atravesado por todos los vicios mal paridos del segregacionismo fascistoide ). Afortunadamente, los muchachos de Farsa Producciones vinieron a poner las cosas en su lugar ( de sólo ver cualquier fotograma de la saga Plaga Zombie, uno entiende de qué va la cosa ). Ahora llega " Diablo ", de Nicanor Loreti, que narra las peripecias de un boxeador retirado ( el magnífico Juan Palomino, con sendos tatuajes de Perón y Evita en los pectorales ) que, por culpa de la súbita aparición de un primo que anda en " la pesada " ( Sergio Boris ), se ve enredado en una pesadilla de gore, sangre y muerte. " Diablo " es puro Grindhouse, al estilo Robert Rodríguez, con fuerte filiación en esos exponentes ásperos de la década del setenta que nunca recibieron la anuencia de la prensa pacata, pero que nos hacían gozar como marranos ( si hasta incluye en su presentación el año de origen, mezclado en esa tipografía pixelada con ínfulas de subestándar afectado por las imperfecciones y el tiempo ), y una batería notable de ideas de puesta en escena con un gran conocimiento de los materiales que hacen a este tipo de cine.
" Diablo " triunfa en su galería variopinta de personajes freakies, sus diálogos graciosos y pasados de rosca, y la brillante utilización del espacio ( la película está filmada en una casa del conurbano y esa es una decisión-proeza que no la afecta en lo más mínimo ). Loreti lleva a su película por el andarivel de la exageración, en un sentido único y en un viaje a ninguna parte, sumando exponencialmente situaciones grotescas y fauna desopilante a la estructura de la película; también elimina las sobreexplicaciones ( la subtrama del personaje de D' Elía y el trasplante está expuesta con mínimo rigor y al servicio de los acontecimientos que precipitan el film a los terrenos del desvarío ). Loreti incendia cabezas con diálogos ungidos en aceite caliente, elucubrados desde la trincheras de la oralidad plebeya. Y al apostar fuerte al desfile repugnante pero irresistible y malicioso de sus criaturas, hace de los mínimos esbozos del guión una tertulia fiestera que deseamos no finalice nunca, y todo dentro de las dimensiones reducidas de un puñado de cuartos que jamás muestran signos de agotamiento. Párrafo aparte para el comando parapolicial liderado por un clon anabolizado de Sly Stallone, y, claro está, el tiroteo del último tramo del metraje, prodigio de puesta en escena, suciedad y efectos ópticos de electricidad en ralenti. " Diablo " es diversión puesta al servicio de la ingesta de fuego y el esputo de llamaradas.


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Cesar, un portero que te quiere bien

 MIENTRAS DUERMES

En los últimos años, el terror abandonó su mirada clásica y voyeurística ( originada y con anclaje en la cinefilia adicta al género ) para inclinarse a registrar a un voyeur impulsado por la técnica y la cámara de video. Lo citado pasaba en las Rec 1 y Rec 2, película de la dupla Paco Plaza - Jaume Balagueró. Allí, la cámara, a través de la modalidad de subjetiva, era una protagonista invasiva y perversa ( recurso que fue utilizado hasta la saciedad y la coronación del hartazgo por Romero y cuanto mercachifle de franquicias haya alumbrado el Hollywood del miedito de los últimos cinco años ). Ahora, después de haber rechazado codirigir Rec 3 con su compinche de marras, Paco Plaza, Balagueró se corta solo, y vuelve a esos exponentes de suspenso que le salen medianamente bien. El resultado es " Mientras duermes ", exponente de suspenso vertical, y es la historia de César, un portero abyecto que disfruta arruinándole la existencia a los habitantes de un condominio acomodado de un barrio no menos acomodado de Barcelona. Particularmente, la de la chica bonita y aparentemente feliz del consorcio, que como es de suponer no registra al encargado más allá de la formalidad del trato cotidiano. El tipo es un infeliz sórdido, solitario y carente de amigos, que busca afanosamente hacer daño con disimulo y solapadamente, cuestión de incorporar al mayor número de condóminos a su fe retorcida. Sólo visita a su madre comatosa en un nosocomio, a quien somete al confesional regular de sus astracanadas. Habrá otros problemas para César, claro está, en el despliegue flagrante de la invasión a la privacidad: la actividad de una niña que vigila los movimientos del portero y que asegura conocer cada una de sus maquinaciones, en especial, cuando decide acechar ( y mucho más ) bajo la cama de Clara. Balagueró trabaja bien a sus personajes y a los espacios, buscando alternativas que nunca agobien la puesta en escena, y hay que decir que en estos aspectos sale airoso, pero definitivamente sucumbe ante el verosímil. Veamos, ¿ puede alguien esconderse debajo de una cama todas las noches y no ser advertido ? Y eso por no mencionar otras decisiones argumentales, tan o más reñidas con ese expediente denominado verosimilitud, que convendrá no aspectar aquí para no develar puntos neurálgicos de la película.
" Mientras duermes " acumula algunos méritos relacionados con su protagonista, cortesía de ese animal de cine llamado Luis Tosar, y la construcción de uno de los finales más perversos y cruentos que recuerde en años. Es indisimulable que a Balagueró le gusta mucho " El inquilino " de Roman Polanski, influencia que resalta en el manejo de los espacios cerrados y oscuros de vestíbulos, ascensores y climas nocturnales que se acumulan en la historia. También hay que decir que cada uno de los actos desviados de César instila en el espectador una fascinación morbosa, que garantiza la atención hasta la nueva arremetida nerviosa de cada travesura en cuestión, algo que Balagueró sabe como escamotear con oficio hasta el desenlace. Desafortunadamente, los tramos finales se acomodan a una subtrama policial, débil, desdibujada. " Mientras duermes " plasma, sin lugar a dudas, a uno de los personajes más revulsivos que haya parido la historia del cine. Un verdadero hijo de puta a considerar. No es poco.


 
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