sábado, 27 de abril de 2013

LA CAUSA Y LAS CONSECUENCIAS

                            THE MASTER                    Por Leo Chubelich

Vi " The Master ", la última película de Paul Thomas Anderson, que se ha vuelto un tanto inaprehensible para el espectador promedio desde los tiempos de " Petróleo sangriento ". Antes y durante, " Magnolia " era un drama coral con mucho de tracto de autoayuda y exposición de " verdades trascendentes sobre el estado del mundo ", muy en la línea de Iñarritu pero sin tanto cretinismo, y " Embriagado de amor " era más sanguínea en la puesta en escena de las taras de sus personajes. " The Master " está, como bien la definió Jaime Pena, en la frontera de la atonalidad. Anderson se mueve en una puesta en escena fría, cerebral, intensa pero nada cálida ( las actuaciones siempre están en la experiencia limítrofe del desborde, pero también de la planificación de laboratorio, lo cual conspira en gran parte de sus tramos ), para contar la historia de un marino de la Segunda Guerra Mundial ( un perturbado Joaquin Phoenix ) abducido como asistente de un predicador - o charlatán - , líder de un clan cientificista llamado " la Causa " e interpretado por Phillip Seymour Hoffman. Hay una idea de la familia, piedra angular y basal del culto, que atemoriza a puro distanciamiento afectivo y pulsiones reprimidas, como se evidencia en el personaje ambicioso e insidioso de Amy Adams, esposa del líder del culto. " The Master " nunca da a entender que el culto al que adscribe sea per se nocivo, pero se la juega por una perturbación que parece inducida por las enseñanzas metódicas y repetidas de su líder. Para el espectador resulta evidente que la Causa es la ficcionalización de la iglesia de la cientología, cuyo líder L. Ron Hubbard  fundó en base al desprendimiento de su libro " Dianética: la ciencia moderna de la salud mental ". Ambas sectas interrogan violentamente a sus potenciales conversos para instarlos a revivir acontecimientos traumáticos de sus vidas pasadas, para que puedan sanear sus almas de elementos tóxicos. Lo que la cientología denomina " auditoría ", la Causa " procesamiento " y el mundo exterior " lavado de cerebro ", en el film se transforma en una serie de repeticiones torturantes que marcan la pauta de una tensión insoportable en manos de Anderson. " The Master " interpela y expulsa. Interpela a través de la idea de que " la religión con sangre entra ", en las vicisitudes de una historia que revela los malestares de la sociedad estadounidense ( en este caso, nuevamente focalizados en el sur profundo del país ) siempre en la permanente búsqueda de la sanación milagrosa, y en la omnipresencia del alcohol como motor de pulsiones, pasiones, latencias y violencias. El método empleado por el líder místico tampoco es claro, y en sus vaguedades desconcertantes que involucran sueños, represiones, rudimentos psicoanalíticos, vidas pasadas y salvajes tratamientos no existe garantía comprensiva. Película que dice más desde las imágenes que desde las palabras, como lo sostienen la calidad del encuadre y la luz, prodigios técnicos logrados gracias al formato de 70 milímetros que tanto apasiona a Anderson ( al respecto, hay algo de hipnótico y libérrimo en ese paseo en moto por el desierto ), y que es reveladora de la orfandad a la que conlleva renunciar a un culto que pauta absolutamente todo libre albedrío desde su fundamentalismo. La soledad final de Freddie, el personaje de Joaquin Phoenix, marca el distanciamiento para con " La Causa ", rendido ante la utopía de la lealtad absoluta. Un precio emocional demasiado alto para quien terminará engendrando nuevas dudas y asperezas a las ya existentes antes de la alineación al culto que supuestamente reencauzaría su vida.

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