jueves, 13 de junio de 2013

MANUAL DEL BUEN PSICÓPATA


                             STOKER                    por Leo Chubelich
Lazos perversos es la primera experiencia cinematográfica en inglés del realizador Park Chan-wook, y a juzgar por los resultados estamos en posición de decir que es esta una obra maestra, muy por encima de Oldboy y Thirst, lo cual ya es mucho decir. La película del surcoreano es un refrito de La sombra de una duda de Hitchcock, en la que una chica se relaciona afectivamente con su tío psicópata. El título real ( Stoker ) es una referencia a Bram Stoker, creador de Drácula, pero asimismo es una deformidad lingüística que alude a " stalker " o acosador. Algo de eso hay en Charles Stoker, el personaje interpretado por Matthew Goode. El tío Charlie visita por primera vez a su sobrina India ( Mia Wasikowska ) y a Evelyn, la madre de ella ( Nicole Kidman ). Lo hace en circunstancias nada placenteras: su hermano Richard Stoker ( Dermot Mulroney ) falleció en un accidente automovilístico. El tío, refinado y pagado de sí mismo, exuda una tranquilidad pasmosa, muy a contramano de su sobrina, que en el despertar sexual de sus mocedades, se siente fatalmente perturbada y atraída por el recién llegado.
Lazos perversos es la puesta en escena venenosa de un triángulo endogámico e incestuoso marcado por el simbolismo soterrado de la araña subiendo mansamente por la pierna de India. Es también un cuento depravado de iniciación sexual y delictual, de intimidad abyecta en forma de triángulo amoroso y lógica de tercero perjudicado. Como la araña, representación de que algo dotado de fuerza suave y engañosa se ha colado en esa familia burguesa, teje una madeja con denuedo y paciencia, la telaraña gótica de Park Chan-wook enreda ( y nos enreda ) a los participantes del juego, desnuda vulnerabilidades y arrasa con vestigios de inocencia. El tío Charlie es esa sensación de posesión de su propio centro gravitatorio maligno: nada escapa de su arbitrio. Como buen psicópata, sabe que resortes tensar, cuándo acelerar y desacelerar; y en su voracidad fetiche homicida ( la figura del cinturón de su hermano es significativa al respecto ) está muy cerca de ser una fuerza de la naturaleza.
Párrafo aparte para Park Chan-Wook y Chung-hoon Chung, su camarógrafo estrella, por hacer de la composición del cuadro una promesa, un compromiso de una belleza que no prescribirá nunca. En cada seco estallido de violencia, en la planificación visual y detallista de cada escena, en esa obsesión artie por hacer de ese descenso a los infiernos un frenesí visual poético, subyace la mejor, al menos por ahora, experiencia cinematográfica de este 2013.
 

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