jueves, 11 de octubre de 2012

Como el movimiento se demuestra andando...

                                   THE RAID (LA REDADA)                Por Leo Chubelich  


La acción reciente ha sido relegada a dos nichos: el de la hipercanchereada cool de los viejitos del músculo reventón, a pura autoconciencia desatada a base de chistes ( léase Indestructibles ) y el de la cámara al hombro al estilo parkinsoniano, de movimiento multinacional, multicultural àla Bond, con la presencia intrigante de agencias, programas de capacitación de asesinos y funcionarios corruptos llenos de intensidad petulante ( la saga Bourne, por caso ). Y en ese bascular que no revitaliza ni resiente, aparece " La redada ", un verdadero acontecimiento parido a fuerza de energía cinética por un fulano galés llamado Gareth Evans en Indonesia. Con " La redada " está presente esa vieja e inmejorable idea de llevar el género a los bifes, con arrojo desbocado y desparpajo. Una unidad policial de elite ingresa a una pajarera con el objetivo de desmantelar a una banda liderada por un capanga mafioso que se las trae. La misión es advertida por los criminales y el sitio es clausurado, transformándose en una trampa. Los canas quedan librados a su suerte e inhabilitados de solicitar ayuda al exterior. Punto. Son minutos de información contextual, mínima, sin subrayados ni aditivos psicológicos, y después la consagración de la demencia a través de los tiroteos y las peleas más salvajes que se recuerden en mucho, muchísimo tiempo. Sí, hay poesía salvaje de Kung-Fu Master, en apariencia extraída de una Playstation perfecta que aún no se inventó ni se inventará, pero también ecos y resonancias del cine de Carpenter, Woo, Mc Tiernan y de cuanta memorable película de acción que se precie de serlo hemos visto en nuestra particular historia de cinéfilos. Pero, especialmente, hay una violencia sin límite y sin término, desgarradora, descontrolada, sin freno inhibitorio, que está unos metros por encima del planeta. Evans se vale de la utilización del espacio para que su película explote todo el tiempo: corredores, pasillos, un armario, una heladera. Todo es bueno, sustentable y aprovechable para que el movimiento y la sinergia del género se abran paso con una cámara virtuosa y acróbata, con sus actores de carne y hueso y goma tensados al extremo de la experiencia. Porque eso es " La redada ", la voluntad de amalgamar un amasijo de carne fuera de sus goznes y tecnología en una sola pirueta, una sola proeza, una sola dinámica. Y hay héroes ( uno o dos ), traidores, un par de villanos indestructibles ( Mad Dog, la mano derecha del jefe criminal, es una pesadilla bípeda escupida por el infierno de las artes marciales ) y hectolitros de sangre ( de utilería y digital ). " La redada " reduce notablemente el " cortar y pegar " del montaje y abre el plano, generoso y vuelto secuencia las más de las veces, para que el ojo adicto se incendie con la voluntad partehuesos de sus protagonistas. Y, de paso, nos prueba que reinventar también es una alternativa posible en las márgenes de este siglo. No es poco. L. C. VER TRAILER

 

NOTA DEL EDITOR: Sentí la necesidad de acompañar a Leo en esta crítica para avalar su comentario. Anoche tuve la oportunidad de ver esta gigante película y realmente quedé impactado; por la forma en que está filmada, por la velocidad de sus escenas d eacción y por la crueldad y dureza de sus imágenes. En el afiche hay un leyenda que reza: "La mejor película de acción de las últimas décadas", coincido completamente, realmente fantástica. M. N.
        

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