jueves, 4 de octubre de 2012

LA VECINDAD DEL TIO MEL

                                              GET THE GRINGO           Por Leo Chubelich  

Hay películas gozosamente irresponsables. Y las hay de las otras, llenas de esa pacatería que no se corre un milímetro del polisacárido del algodón más remilgado. Basta ver como funciona el mainstream americano en estos días, la gilada obsesiva con que se desactivan todos los dispositivos relativos a la mostración del sexo y el erotismo, para corroborar que Hollywood se ha vuelto una factoría hipócrita y negacionista. Por suerte, decía, hay películas irresponsables, que se enlodan, que meten las patas en el barro, y se animan a subvertir tanta pulcritud contenida. En ese sentido, "Vacaciones explosivas" (título local afectado de idiocia que rehúso volver a utilizar) o " Get the gringo " es una de ellas. Get the gringo, una pulsión que Robert Rodríguez todavía sueña tener, es el retorno al cine del tío Mel Gibson, ese sociópata ultraconservador que ha sido el portavoz de tanta abyección racial y religiosa en este último lustro (imaginen ustedes cómo estarán las cosas para que la sorpresa venga de la mano de este sujeto). Aquí Gibson es un ladrón de bancos que, disfrazado de payaso, y con otro cómplice (también disfrazado de payaso, tal vez la huida literal de Hollywood más significativa que se haya filmado) moribundo en el asiento de atrás, quiere cruzar la frontera en el marco de una audaz persecución automovilística protagonizada por la policía y los criminales. Acorralado por el cerco policial, va a embestir el muro el muro divisorio entre Estados Unidos y México, será detenido y conminado, sin posibilidad de juicio justo, extradición y otros principios básicos de ciudadanía, a pasar sus días en una comuna presidiaria llamada "El pueblito."
A la manera de "Revancha", otra película protagonizada por el actor, o "Scarface", el gringo deberá aplicarse a la observación para aprender las reglas del presidio. " El pueblito " es una comunidad criminal sin reglas de ningún tipo y donde se vive y se muere sin consecuencias de ninguna índole. En " El pueblito " no hay barrotes y el dinero es el motor primordial para la obtención de vivienda, alimento y cigarrillos (artículo suntuario si los hay en un ámbito de semejante naturaleza), algo así como la vecindad del Chavo, pero llena de personajes de avería y música bochinchera (digresión al margen: en la banda sonora están nuestros Fabulosos Cadillacs y su popular "Padre Nuestro" cumbiero).

[escuchar tema musical]
Con la inestimable colaboración de un chico adicto a la nicotina de diez años (de hecho, ver fumar al chico en primer plano es de una crudeza seductora pocas veces vista), "insider" que conoce el paño al dedillo, Gibson, como una suerte de Ronaldinho, experto en dar el pase y mirar en dirección contraria, irá desplegando una serie de distractores eficaces para disimular sus verdaderas intenciones. Hay venganzas y recontravenganzas, un transplante de hígado y una imitación delirante de Clint Eastwood que es EL detalle cómico de la película. Es que en este artefacto de Adrian Grunberg, asistente de Gibson en Apocalypto, hay una hora inicial a puro absurdo y disparate. Sí, con mucha crueldad, pero también con humor, ironía y afán libertario, precisamente eso que le falta a la producción comercial estadounidense del momento. En sus tramos finales, "Get the gringo" irá decantando hacia la normalidad de la posibilidad redentora del amor. Pero, señoras y señores, el daño ya fue hecho. En USA no se estrenó comercialmente en los cines, allá ellos. "Get the gringo" es
EL entretenimiento desquiciado del 2012. L.C.


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