miércoles, 20 de marzo de 2013

EN PRIMERA CLASE

                                               FLIGHT                       Por Marcos Navarro
  
"El látigo" Whitaker (Denzel Washington), un experimentado piloto y capitán de una aerolínea, después de una noche de sexo, mucho alcohol y poco sueño, tiene que pilotear una avión de pasajeros con destino a Atlanta, además de lo ya mencionado, por la mañana, Whitaker consume cocaina para contrarrestar los efectos de la resaca. Una mala jugada del destino, lo posiciona en un jumbo que tiene un desperfecto mecánico en su cola junto antes del aterrizaje. "El látigo" realiza una maniobra inusual que ningún otro piloto podria haber logrado, y salva 96 de las 102 vidas a bordo. Para la opinión pública es un héroe, no para los investigadores que ven en segundo plano la hazaña de Whitaker y se centran en la cantidad de alcohol en la sangre del piloto al momento del vuelo. A partir de ese momento el personaje de Denzel comienza una lucha por no ir a prisión, pero fundamentalemnte, una lucha despiadada contra el mismo y su grave adicción al alcohol.
 
 
¿Como analizar la película independientemente de la brutal interpretación de Washington? Sinceramente me resulta difícil, ya que, sin quitarle crédito a la dirección de Robert Zemeckis, la performance de Denzel es fundamental en el dramatismo de la historia. En defensa del director, se puede decir que pese a ser una drama con todas las letras, en ningún momento el film se torna tedioso o reiterativo. Solamente, a modo personal, me desagradó mucho el golpe bajo de una escena en el hospital donde estaba alojado Withaker, en una conversación entre el piloto, una hermosa adicta, y un moribundo enfermo de cáncer.
Para finalizar, como reza el encabezado de esta entrada, podemos decir que con Denzel; Siempre viajamos en primera clase. M. N.
 
 



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