miércoles, 27 de febrero de 2013

PORQUE YO SIEMPRE AMÉ TU LOCURA

EL LADO LUMINOSO DE LA VIDA - por Leo Chubelich

Una historia de amor entre un bipolar y una depresiva? Admito que tal idea puede asustar a cualquiera, incluido al que aquí suscribe. Sin embargo, " El lado luminoso de la vida " aplastó con mis ínfulas críticas de demolición. Sí, es un cuento de hadas que opera como camino de redención para sus protagonistas; camino redentor en nombre y por cuenta del amor, y criticar eso sería como criticar el alma, el núcleo duro del cine estadounidense de los últimos cincuenta años, cuanto menos. Sí, es predecible, ¿ y qué hay con eso ? No por ser predecible hay que sentenciar apriorísticamente que algo es malo, menos aun cuando el comediógrafo David Russell ( el mismo de Tres reyes ) se toma el trabajo de clarificar las complejidades " patológicas " de sus criaturas, evitando el golpe bajo cretino al que hubiera sucumbido un Iñarritu o un Meirelles, arrojando luz sobre oscuridad tilinga y haciéndole una verónica a las historias clínicas con el firme propósito de dejar que los personajes respiren el juego y vayan ritmando hacia claridades trémulas al principio, seguras y evidentes después. Pero " El lado luminoso de la vida " es una gran película por sus dos protagonistas de excepción: él, Bradley Cooper, dotado para el registro múltiple de emociones, a veces saturadas y en otras ocasiones contenidas; ella, Jennifer Lawrence, que es capaz de morfarse el cuadro por sí misma, que es la mujer ya no como seguridad a la que se llega, sino como la seguridad desde la que se parte. En los ojos de la Lawrence está la mirada segura, persistente, a veces fastidiada, pero corajuda y tolerante de la mujer. Ella habrá de ser la que reeduque sentimentalmente al hombre, tan apremiado por las ganas de recuperar a un ex amor, responsable en gran parte del síntoma, como por las propias debilidades de comportamiento. No es poco mérito el De Russell saber dar a su trabajo forma de caos ordenado, y además es una película donde nada malo sucede, donde las cosas dolorosas, que las hay y son naturalmente capaces de dejar un sabor acre en la boca, nunca son verdaderamente dolorosas gracias a la virtuosa inclusión de humor inteligente. Eso es poner blanco sobre negro, es capitanear al ritmo de la emoción del darse dando. " El lado luminoso de la vida " es la gran película chiquita del año, y sabe moverse a lo ancho y a lo largo hasta con la sabiduría en la elección de los secundarios, que incluyen a un De Niro creíble como hacía tiempo no veía. Y nosotros, agradecidos.  L. C.         

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