viernes, 31 de agosto de 2012

BATMAN


Parece que últimamente estamos desplazando a la pantalla grande por el lápiz y el papel. Pronto tendremos nuevas críticas especiallizadas de nuestro amigo Leonardo Chubelich, por ahora, los dejamos con esta interpretación de dicho artista sobre el BATMAN  de Christopher Nolan. Saludos.

P.D. Gracias Katia De Souza por unirte al blog.



lunes, 27 de agosto de 2012

THE JOKER/ EL GUASÓN

No sólo de críticas se nutre este espacio, también tratamos de mixar el séptimo arte con los demás, aunque generalmente, basándonos en personajes e historias relacionadas con el cine. En este caso, nuestro crítico especializado nos demuestra que no sólo en los comentarios de películas está su talento, con lápiz en mano también logra destacarse en nuestro blog. Aquí les mostramos 2 dibujos originales del guasón pintados por Leonardo Chubelich; el primero ya lo pudieron apreciar en la entrada anterior, el "Joker" de Batman - "The dark knight". El segundo, más clásico, se lo presentamos a continuación en segundo lugar. Que lo disfruten. Sabemos que el próximo dibujo está relacionado con el villano de "the dark knight rises", lo esperamos ansiosos. M.N.


          Dibujos: Leo Chubelich




sábado, 25 de agosto de 2012

GENEALOGIA DE UNA CAPA

Por Leo Chubelich   


Al ingresar en la década del 80 los estándares creativos de Batman se mantenían en una media aceptable gracias a guionistas como Gerry Conway y Doug Moench y a dibujantes como Tom Mandrake, Gene Colan y Don Newton. Jason Todd era el nuevo Robin que reemplazaría a Dick Grayson. Sin embargo, todas esas modificaciones acercaban al personaje al "new look" de los 70: eran por lo general decisiones editoriales más que creativas, empresariales con prescindencia de aristas profesionales. Hacia 1985 se proyecta una revitalización que caería en manos de Frank Miller, artista promisorio que había dado muestras de talento en Daredevil, pero sobre todo en una serie que mezclaba samurais con temporalidades diversas y que recibía el nombre de Ronin.
El trabajo de Miller era considerado rupturista al basarse en una interrogación constante acerca de la cantidad mínima o máxima de texto y cuadritos por página, o los límites, permanentemente corridos, de la estilización literaria y visual soportable para los lectores. Su libertad se veía respaldada por los cambios experimentados en el mercado, el éxito del comic en Europa y la inserción de talentos europeos a través de la revista Heavy Metal. Todo ello llevó a formas más lujosas, mejor impresas y mejor pagas que el comic - book: aparecían los conceptos de "Novela Gráfica" y el formato "Prestige".
Miller decía: "Los buenos personajes de historieta trabajan como símbolos. Los mejores de ellos simbolizan algo que forma parte de la conciencia de cada uno de nosotros. Disfruto de los personajes que son abiertamente símbolos, que son de forma nítida e identificable lo que son. Considero a Batman como una de las dos figuras míticas que han surgido de los comic - books. Entre Superman y Batman uno encuentra definidas la luz y la oscuridad." Por aquel entonces y en lo concerniente a cierta "humanización" de los superhéroes propuesta por Marvel, declaró: "Hace más de veinte años Stan Lee trajo el teleteatro a la historieta. La gente ha llegado a ser en ella algo demasiado humano. Los superhéroes se han vuelto cada vez más ridículos cuanto más pegadas a la tierra se han vuelto sus vidas."
Así, "Dark Knight Returns" alumbró una compleja fórmula narrativa que tenía a un Bruce Wayne cincuentón, gastado, retirado, culpógeno y lleno de cicatrices del pasado, que reaparece como Batman en una Ciudad Gótica hiperviolenta y estragada, donde los medios masivos de comunicación someten al escrutinio público una óptica completamente distorsionada y corrida de los límites éticos.
La hipocrecía de un tejido social que "regenera criminales" lo enfrenta sucesivamente a Dos Caras y al Joker, puestos en libertad sin la menor conciencia del peligro. Mientras es vituperado por la televisión y las autoridades, Batman libra una guerra personal contra los nuevos criminales, una pandilla de salvajes punks que se dedica a alterar el orden público con una crueldad inusitada. Sin embargo, el enfrentamiento final es el más pavoroso. El Caballero Oscuro debe vérselas con un Superman convertido en agente gubernamental, un superhéroe inconsciente de la manipulación política de sus propios superpoderes. La aparente muerte de Batman en la contienda le permite tener las manos libres para regresar una vez más, pero esta vez desde un movimiento underground que, bajo su dirección, alumbre "un ejército para devolver el sentido a un mundo plagado de los peores criminales." El tono empleado por Miller era estupendo, ya que se apartaba del comic adulto en su sentido europeo (básicamente un incremento hiperatrofiado del elemento sexual, y gran despliegue visual en demérito del texto), construyendo un relato adulto por su densidad. En ese sentido supo aprovechar los aportes más sustanciosos del propio género, mezclándolos en una curiosa "ópera" fortalecida por su extraño dibujo de colores planos y trazado de sombras o rasgos satíricos. Asimismo, las grandes obsesiones de los 60 o 70 (la corrupción política, el arsenal nuclear, la ecología) aparecían de modo ambiguo, nada "progresista" y a la suspensión de la incredulidad emblemática del género adicionó suspensión del "facilismo ideológico." Todos estos elementos constitutivos, reseñados convenientemente, fueron incorporados por Nolan a su " The Dark Knight ", con mayores o menores ingerencias. De Miller se tomó esa concepción de parapolicial al margen de la institucionalidad, el "tolerancia cero" que "arregla" ahí donde la letra de la ley no tiene alcance oficial. Nolan fue sagaz al parir un entretenimiento reaccionario ideológicamente, pero al mismo tiempo seductor y cuestionador para el espectador promedio: un protagonista lunático, vengador anónimo y fascista, como "tabula unius capax." La idea de la derecha armada en tiempos de crisis para salvarnos el pellejo.
De Miller, Nolan aprendió el gigantismo trágico para insuflarle a su Batman un marco de absoluta inanidad institucional, un entorno de anarquía donde todo sistema de control disciplinario e idea de represión estatal son insuficientes. En "The Dark Knight", además de semejantes niveles de caos y paranoia, el director plantó a un Joker con elementos de otro comic clave en la década del 80 llamado "La broma asesina" y concebido por la dupla Alan Moore/ Brian Bolland. En la novela gráfica Batman reconocía finalmente su carácter de imagen especular del Joker y convenientemente de acuerdo a esa punta de lanza, Nolan hizo de héroe y villano figuras opuestas y complementarias, los dos psicópatas a un lado y otro de la raya y necesitados de la concurrencia del otro para la completud.  
En el último y reciente eslabón de la trilogía del cineasta inglés y llamado "The Dark Knight Rises" se refuerzan los elementos geopolíticos anteriormente citados (hay un estado de sitio en Gótica de completa anarquía, un verdadero estado de naturaleza del "todos contra todos" ) y se incorpora a un villano llamado Bane, que fue baluarte fundamental de la revolución implementada al Señor de la Noche en la década del 90. En efecto, el renovado auge del personaje, que se consolidó a través de una extensísima saga gestada por un verdadero seleccionado de artistas y que recibió sucesivamente los nombres de "Knightfall" y "Knightsend", desembocó en un evento disruptivo del universo del murciélago: la caída y la parálisis del héroe. Es decir, Bane quebraba física y psicológicamente al héroe, condenándolo a una silla de ruedas y haciéndolo desaparecer de la escena. Aquí y allá, Nolan tomó detalles precisos de la historieta y dió vida y alcance a un Bane fiero, determinado e impiadoso, constituido sabiamente a la manera del comic como perfecta némesis destructiva.
"The Dark Knight Rises" hizo que todas las ficciones fueran en espiral hacia el realismo. Con su terrorismo puertas adentro, sus fuentes energéticas saludables para el medio ambiente convertidas en taras explosivas, y sus villano carentes de humor y erigidos en heraldos del apocalipsis, Cristopher Nolan hizo del absurdo fundacional de un encapotado con orejitas de hule pura potencia cinematográfica. L.C.

jueves, 23 de agosto de 2012

TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN

Por Leo Chubelich       
Cuál es uno de los pocos tabúes modernos que parecen sobrevivir en un contexto ya no muy afecto a los mismos? La maternidad. Hoy, la mujer puede no elegir ser madre, suscitando en algunos desconfianza ante semejante alternativa; ni hablar de pensar o sugerir que la maternidad, en su raigambre cultural, pueda presentar un costado siniestro, oscuro. En ese sentido, "Tenemos que hablar de Kevin" searriesga al construir una situación de discordia entre madre e hijo, sin incluir ningún señalamiento moral en la ecuación. La película de Lynne Ramsay (que resurge en la dirección a casi una década de la perturbadora "El viaje de Morvern") plantea el embarazo de Eva (nombre por demás sugerente), calidad de gestante no deseada ni verbalizada por su protagonista aunque explicitada por el film, y el posterior alumbramiento de Kevin, personificación de todos los miedos de una madre; indiferente y cruel, es un psicópata, y esta condición se hace visible en las distintas etapas que retrata Ramsay y que van de la infancia a la adolescencia.
Lo más importante de una película, se supone, es su puesta en escena. Y no existe otro género que refleje mejor la importancia del aspecto visual de un film que el terror. "Tenemos que hablar de Kevin" es una película de terror, y se justifica esta mirada en el extraordinario uso del fuera de campo que hace que lo que se cuenta vaya y venga en el tiempo, entre el presente de una Eva destruida y


los saltos al pasado, fragmentarios y aparentemente desprolijos, que construyen el vínculo a pura prepotencia de montaje. "Tenemos que hablar de Kevin" se convierte así en uno de los trabajos cinematográficos más inquietantes de los últimos tiempos por el uso de los encuadres hipercalculados y una notable utilización cromática, con enclave en el color rojo shocking para la metaforización y motorización del cuento de terror.
Lo que más impresiona de esta obra de Lynne Ramsay es el hecho de que esa construcción compleja llamada Kevin no obedece a ningún mal atávico ni al intervencionismo de elementos sobrenaturales que sindique que el chico es la encarnación misma de lucifer. "Tenemos que hablar de Kevin" desafía a sus espectadores no sólo a asustarse, sino a pasarla mal, a sufrir con lo que se está viendo, y con el agravante de que muchas de las preguntas que uno se hace durante el visionado no obtienen respuestas que nos brinden el alivio de la normalización. Nada peor que las respuestas que quedan flotando en el aire para nuestras mentes acostumbradas a la racionalización. L.C.
 
TRAILER - TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN
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miércoles, 22 de agosto de 2012

EL CUERVO (THE RAVEN)

   Por Leo Chubelich   


Si el planteo parece original, en realidad no lo es (en el pasado ya se hicieron entrecruzamientos similares de los cuáles, por caso, me viene a la memoria "El joven Sherlock Holmes"), y en lo demás, todo se reduce a las porfías de una investigación elemental, que se agota muy rápidamente en la repetición de los lugares comunes del universo Poe, y que trabaja muy escasamente en las aristas de ...
personalidad de su personaje-estrella. Quedan el diseño de una Baltimore oscura, en la que parece haber rezagos de la estética habitual de Tim Burton, y la dignidad actoral de John Cusack, que reconfirma lo que decían los historiadores acerca de la figura del creador de "El extraño caso del señor Waldemar": era tan buen comediante como escritor aficionado a cuestiones oscuras. Es en el aplomo, la seducción y el esplendor melancólico de Cusack donde está la película que pudo haber sido y no fue.
James Mc Teigue inició su carrera cinematográfica con la brillante adaptación de la novela gráfica "V de venganza", a la cual le siguió una vana relectura, en clave gore, de la mitología del ninja, y que sólo ofreció lugar para la nostalgia con la inclusión del legendario Sho Kosugi. Y cuando creíamos que la agenda de este director apadrinado por los hnos. Wachovsky llegaba irremisiblemente a su...

fin, Mc Teigue se despacha con "El cuervo", curiosa adaptación de ciertos rasgos constitutivos de la vida del escritor Edgar Allan Poe. No, no es un biopic, sino un experimento cruza entre " Seven " y la época victoriana. En " El cuervo ", la policía anda tras la pista de un asesino serial cuyos crímenes se basan en la obra del escritor, lo cual motiva la conformación de un equipo integrado por un joven inspector y el mismísimo Poe para la resolución de los mismos. L.C.
 
TRAILER - El cuervo
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martes, 21 de agosto de 2012

ADIOS...

Tony Scott (1944 - 2012)

Era como una milanesa con papas fritas; y sí, tenía algunas grasadas siniestras y publicitarias ( léase Top Gun y un puñado de títulos hechos con estética de clip y montaje rabioso ), pero también supo entregarnos, en estos últimos años, dos joyas que revalorizaban el clasicismo: Imparable y Deja Vu. A menudo patoteábamos a Ridley por pretencioso y solemne, basándonos en tu cine entretenido y sin vueltas. De algo estoy seguro, extrañaremos tu nombre en la marquesina de cualquier cine. L.C.

TONY SCOTT TRIBUTE
Edición de video: thepatrick2323
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DIVAN NO, SILLON SI

   UN METODO PELIGROSO (A DANGEROUS METHOD)   Por Leo Chubelich

En David Cronenberg lo monstruoso siempre está adentro. Las abominaciones, lo viscoso, lo amorfo, es la materia dominante de las interioridades; y Cronenberg, con su conceptualismo quirúrgico, nos ha enseñado que el arte del sobrecogimiento metafísico yace en el interior y nunca debe buscarse por fuera. Ahora, el cineasta canadiense hace de la palabra un nuevo monstruo y del síntoma una nueva deformidad. Las palabras se repiten, se piensan, se critican. Las palabras son acciones, son políticas y son política, son determinantes. Y no se discuten sólo las ideas sino, y sobre todo, la forma que éstas adoptan en el lenguaje. "Un método peligroso", la última película de David Cronenberg, busca contar la reyerta ideológica entre dos popes del psicoanálisis (Sigmund Freud y Carl Jung, autoridad máxima y alumno descarriad) que sobrevendría en la ruptura del movimiento, allá a principios del siglo XX. A esa disensión científica (el rígido pragmatismo de Freud y su convicción de que todos los problemas tenían su origen en la sexualidad vs. la incorporación de terapias alternativas con fuerte anclaje en la metafísica por parte de Jung), el film suma otra capa dramática: el avatar íntimo que se gesta entre Freud, Jung y la paciente y posterior amante de este último: Sabina Spielrein.
Con los citados elementos, David Cronenberg hace una película fascinante, clásica, con una notable y orgánica utilización de la dualidad plano/ contraplano, y en la cual el triángulo antes citado (los extraordinarios Viggo Mortensen, Michael Fassbender y Keira Knightey) despliega una violencia cívica irresistible para tensar los límites de ese objeto de deseo ahistórico y demasiado cronenbergiano: la mente humana. Hay una curiosidad en una escena de los tramos finales en la que Freud le recomienda a Sabina Spielrein no vincularse con arios, destacando que al fin y al cabo ellos son judíos y evidenciando un inédito caso de discriminación inversa que anticipa lo que habría de suceder durante la Segunda Guerra Mundial. El director canadiense encuentra así en un film modal, austero en lo formal y de época, a un nuevo engendro terrorífico: el inconsciente. L.C.
TRAILER - UN METODO PELIGROSO
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lunes, 20 de agosto de 2012

RADIOGRAFIA DE "BRUCE NOLAN"

BATIFONDO  Por Leo Chubelich


Atrás quedaron el Batman de la década del 60, televisivo y serializado, con sus sobreimpresos onomatopéyicos y su encapotado de hechura "dolce far niente", que de apolíneo (o relativo al dios Apolo) sólo tenía la "a" inicial de su protagonista, Adam West; también el de Tim Burton, al cual el director empapaba de su estética habitual de cuento de hadas; por no hablar de esa vergüenza por partida doble que fue el Hombre Murciélago de Joel Schumacher, relectura disléxica del kitsch de los sesenta en los noventa.

Dibujo: Leonardo Chubelich


El Batman de Nolan es un paramilitar post 11-S. El Batman de Nolan es un soldado que batalla en una Ciudad Gótica que es, a escala, real declaración del estado del mundo. Y si no, mírenle el traje al quía, que se asemeja a una armadura revestida de kevlar, capaz de disparar proyectiles lucíferos de fragmentación que operan como distractores, o las múltiples encarnaciones de esos shuriken con formita de murciélago que te arrancan la cabeza. Batman es el ideal de Frank Miller. No carga armas ni tiene cincuenta pirulos, pero te faja y después pregunta; si el contador de la mafia no es extraditado legalmente y como corresponde, el tipo va por las suyas a Hong Kong, lo secuestra y se lo entrega a la yuta gótica; si hay una amenaza de bomba y la ciudad no da abasto, el Hombre Murciélago propone un sistema de vigilancia absoluto, basado en la idea del sónar de los submarinos, e interviene todos los celulares de Gotham City hasta dar con el responsable. Y así podemos seguir citando vituperables violaciones por horas, porque este Batman es fiero, seco, cruel, en el límite de la deshumanización y con cara permanente de constipado. Este Batman no quiere que le toquen la cola, tan obsesionado como vive por la noción de control no puede permitirse mostrar la hilacha de la vulnerabilidad. Es la construcción arquetípica del héroe sin fisuras, el que resiste porque le sobra aguante, y sigue siendo EL REY. Gotham City es SU ciudad; y por más que adhiera a la idea de transmisión de mando en la figura icónica de la legalidad en Harvey Dent, Bruce Wayne vive herido en su narcisismo: no tolera, en su fuero más íntimo y recóndito, que se prescinda de su figura, que se minimice su autoridad, él es la fantasía distante de un self-made man convertido en institución paramilitar. Y si en "The Dark Knight", el villano llamado Joker era un isómero de iguales cualidades pero distinto en su demencia y parado en la vereda de enfrente, ahora está Bane, su verdadera némesis. Bane es, en "The Dark Knight rises", el abordaje definitivo del terrorismo y los terrores cotidianos. Es la amenaza interna que no usa túnica ni turbante ni tiene ascendencia islámica. Es la noche más larga del mundo que se cierne sobre la institucionalidad en tiempos dementes, y es tan bruto, quiebrahuesos y feral como el murciélago. Por primera vez hay una fuerza superior a la que le hace cosquillas la "filosofía de superación batmaniana". Es un tanque de superacción, sin sofisticación (a diferencia de nuestro lunático preferido, el Joker), que se lleva puesto todo con la voz de los indignados, de los que tienen menos y habrán de adquirir feroz conciencia de clase contra los capitalistas, y si los superhéroes, con sus superartilugios, nacieron y se consolidaron como agentes del capitalismo, deben necesariamente caer. Al fin de cuentas cuando Bruce Wayne no se entretiene siendo Batman es un ricachón ocioso y exhibicionista. ¿ Y no es Wayne, acaso, representación de la decadencia moral de Occidente ? En semejante marco geopolítico, la dualidad Wayne/ Batman debe ser pisoteada, aplastada como insecto. Si todo se funda en velocidad hiperviolenta, Nolan le concede un recreo al héroe a través del sexo con la enigmática Marion Cotillard. Es en esa desprolijidad en que se basa el deseo, en el apetito irrefrenable de la sangre bombeando hormonas, donde el Caballero Oscuro se humaniza, se nos hace próximo, cercano. Después, claro, volverán las pujas para ver quién la tiene más larga. Aunque sepamos que en este cuento demasiado real el que la tiene más larga es Nolan. L.C.






Montaje: Marcos Navarro


sábado, 18 de agosto de 2012

GANADORA

PRIMER SEGUIDORA DEL BLOG



La ganadora de nuestra propuesta en facebook con las entradas para el cine. Gracias Sandra!

12 AÑOS DESPUES...

           EL VENGADOR DEL FUTURO (TOTAL RECALL)      Por Leo Chubelich

En primer lugar, Paul Verhoeven es un realizador holandés que ha sabido dotar a sus ficciones de un cariz marcadamente político. Verhoeven siempre hizo películas violentas, pero la incidencia de esa violencia ha sido superada largamente por una metafórica política intensa. En su " El vengador del futuro ", basada en un relato del maestro de la ciencia ficción Philip Dick, había un subtexto fundamental: que la realidad podía ser un producto de la manipulación política y la revolución, en ese contexto de opresión y maquinación constantes, un arma cargada de futuro. En efecto, en aquella película de principios de la década del noventa, protagonizada por un tal Arnold Schwarzenegger, había un antihéroe llamada Quaid, un laburante anónimo que acudía a una empresa de entretenimientos llamada " Rekall ", especialista en implantar recuerdos, vivencias, que le permitieran a sus clientes vivir las vidas que sólo habían soñado. Quaid quería probar las peripecias de un agente secreto, pero la prestación terminaba disparando algo dormido en su cerebro que ponía de manifiesto que en verdad era ese agente, engranaje de una sórdida y compleja trama interplanetaria. Precisamente, en esa experiencia limítrofe entre realidad y ficción, vigilia y sueño, se jugaba, a puro vértigo, su parada " El vengador del futuro - versión 90 ".

Ahora llega a los cines esta flamante remake capitaneada por Len Wiseman (responsable de la saga Underworld y la última Duro de matar) y protagonizada por Colin Farrell, que no hace más que reescribir la historia con los codos, borrando todo lo bueno de su predecesora. He leído por ahí que la tecnología actual mejoró ostensiblemente el nivel gráfico de la acción y no concuerdo. Todo está filmado...
con ese vértigo enfermo de gigantismo que desdeña la información contextual (no se advierte de dónde vienen y hacia dónde van sus protagonistas) y la canchereada CGI es tan bombástica que, en vez de privilegiar la experiencia inmersiva, termina transformando al conjunto en una berretada hi-tech, y así, amigas y amigos, más es menos, como lo demuestran los contundentes en su materialidad FX de la primera entrega. También es dable destacar que todo costado político, incluido en la obra de Verhoeven, apuntalado por la omnipresencia perturbadora de un estado militarizado, ha sido reducido a un inexpresivo Farrell dedicado a correr hacia ninguna parte, tironeado por un guión que se limita a aumentar exponencialmente las correrías de victimarios/ víctimas, y a darle a todo el asunto estética de videogame. Y como para videojuegos ya tenemos a los desarrolladores del mundo unidos, propongo cineastas para estas adaptaciones. Cineastas como Paul Verhoeven y no como Len Wiseman. L.C.
TRAILER - TOTAL RECALL (2012)
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viernes, 17 de agosto de 2012

LA NUEVA CIENCIA FICCIÓN

                     PROMETEO  Por Leonardo Chubelich 

Entre tanta distopía, presente ligeramente desplazado o fábula futurista con elementos tomados de la realidad y llevados a la hipérbole se nos ha ido la ciencia ficción de los últimos años. Es por eso que "Prometeo", la última película de Ridley Scott (que tantas veces ha sido patoteado como el hermano solemne y pretencioso de Tony), es un retorno a las raíces del género en su estado más puro,...es decir, aquel que se sustancia en las manipulaciones genéticas y en el accionar humano de laboratorio como suma de todos los males. Scott retoma la mitología de ese engendro pringoso, con cabeza de periscopio invertido, llamado Alien, y filma una precuela ciñéndose una vez más al barroquismo victoriano de H. R. Giger y sus diseños, pero sin agotar ese stock en la aparición del mítico monstruo. En "Prometeo" hay un grupo de elegidos que, ante la aparición en la Tierra de una serie de pinturas rupestres que parecen ser claros indicadores de que la vida humana pudo haberse originado en un planeta remoto, es encomendado para viajar hacia esa galaxia recóndita en la nave a la que alude el nombre de la película, bajo la estrecha supervisión financiera de un mecenas multimillonario del cual la película brinda detalles, en grageas y aquí y allá, manteniendo el suspenso hasta los tramos finales.De dónde venimos? ¿Somos el cultivo de una raza extraterrestre? y demás cuestiones existencialistas más interiores asépticos, plasmados a pura santidad lucífera, parecen llevar la película al estilo Kubrick, pero las divagaciones filosóficas y los planteos metafísicos, afortunadamente, nunca le ganan la pulseada al espectáculo. "Prometeo" deslumbra en el diseño no como proeza tecnológica sino pictórica (los paisajes islandeses, terrestres pero no familiares, que abren el film son sobrecogedores e inquietantes en la épica propuesta), y en el manejo del terror no alimentado de efectismos sino pensado desde la construcción meticulosa y detallada de las atmósferas, que por otro lado adquieren fuerza en la imprevisibilidad de un mundo aterrador, pura " terra incognita " desprovista de taras humanas. " Prometeo ", con el autoplagio de sus androides glamorosos y sospechosos, con sus criaturas -las humanas y las otras- , con su escena de "cesárea express" y su protagonista Naomi Rapace à la Ripley, es LA película de ciencia ficción pura, sin aditivos, del nuevo milenio. L.C.


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miércoles, 15 de agosto de 2012

EN DECADENCIA

                                                 A ROMA CON AMOR.       Por Leo Chubelich

Hubo un tiempo que fue hermoso y érase una vez un cineasta. Hubo un tiempo en el que las películas de Woody Allen, ese neurótico con el cual querríamos toparnos en cualquier esquina, eran necesarias y urgentes porque nos interpelaban y desafiaban a través de la construcción entomológica y sin solemnidades de modos, géneros, histerias, hipocondrías y taras. Era un cine capaz de revelar el núcleo duro del pathos masculino: su desamparo, su intemperie, su crueldad, su ternura, su infantil egocentrismo. Y Woody filmaba en Nueva York, que al igual que Ituzaingó para Raúl Perrone, era parte de su ADN, puesto que allí estaba la familiaridad estructural del Genoma de las relaciones humanas. Ahora, Allen es multinacional o, mejor dicho, una multinacional que acepta cualquier guita (jugosa, claro está) para rodar donde a algún financista se le cante (ya pasó por Londres, Barcelona, París, ahora Roma, y mañana quién te dice que no sea la Argentina de Cristinita). Pues bien, " A Roma con amor " se llama su último opus, y de qué va la cosa, se preguntarán los que llegaron hasta acá. En rigor de verdad importa poco, porque hay tanta pobreza franciscana para reseñar. Los diálogos, ese Mecano pulido de otrora, son ahora automatismos con olor a naftalina que no le atinan a la convicción de alguna risa, y para colmo de males, cuando ya lo creíamos desempleado y sepultado, reaparece Roberto Benigni, que con su italianidad al palo se morfa mal la película, el encuadre, la escena y la romanidad. Ni hablar del uso del espacio de la ciudad que hace de Roma una postal que no puede cargar más con tanta hipocrecía por parte de los personajes que contiene y de la inclusión de " Volare ", obviedad choronga para la apertura. Como dice el gran Alec Baldwin, único que opera como salvataje del espectador, tengo " melancolía de Ozymandias " por el amigo Woody que se nos ha perdido. Volverá alguna vez?. L.C.
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