martes, 25 de diciembre de 2012

ROCKY MALANDRA

DIABLO

Es curiosa la historia del bizarrismo en nuestro país. Se cree y se celebra, a mi entender erróneamente, a ese adefesio llamado " Esperando la carroza " como si se tratase de la cumbre del cine bizarro. Una colección de situaciones pintorescas, pésimamente impostadas, con más tristeza que felicidad ( hay motivos para creer, a raíz del suceso atemporal de la película de Alejandro Doria, que el argentino es un ser morboso y atravesado por todos los vicios mal paridos del segregacionismo fascistoide ). Afortunadamente, los muchachos de Farsa Producciones vinieron a poner las cosas en su lugar ( de sólo ver cualquier fotograma de la saga Plaga Zombie, uno entiende de qué va la cosa ). Ahora llega " Diablo ", de Nicanor Loreti, que narra las peripecias de un boxeador retirado ( el magnífico Juan Palomino, con sendos tatuajes de Perón y Evita en los pectorales ) que, por culpa de la súbita aparición de un primo que anda en " la pesada " ( Sergio Boris ), se ve enredado en una pesadilla de gore, sangre y muerte. " Diablo " es puro Grindhouse, al estilo Robert Rodríguez, con fuerte filiación en esos exponentes ásperos de la década del setenta que nunca recibieron la anuencia de la prensa pacata, pero que nos hacían gozar como marranos ( si hasta incluye en su presentación el año de origen, mezclado en esa tipografía pixelada con ínfulas de subestándar afectado por las imperfecciones y el tiempo ), y una batería notable de ideas de puesta en escena con un gran conocimiento de los materiales que hacen a este tipo de cine.
" Diablo " triunfa en su galería variopinta de personajes freakies, sus diálogos graciosos y pasados de rosca, y la brillante utilización del espacio ( la película está filmada en una casa del conurbano y esa es una decisión-proeza que no la afecta en lo más mínimo ). Loreti lleva a su película por el andarivel de la exageración, en un sentido único y en un viaje a ninguna parte, sumando exponencialmente situaciones grotescas y fauna desopilante a la estructura de la película; también elimina las sobreexplicaciones ( la subtrama del personaje de D' Elía y el trasplante está expuesta con mínimo rigor y al servicio de los acontecimientos que precipitan el film a los terrenos del desvarío ). Loreti incendia cabezas con diálogos ungidos en aceite caliente, elucubrados desde la trincheras de la oralidad plebeya. Y al apostar fuerte al desfile repugnante pero irresistible y malicioso de sus criaturas, hace de los mínimos esbozos del guión una tertulia fiestera que deseamos no finalice nunca, y todo dentro de las dimensiones reducidas de un puñado de cuartos que jamás muestran signos de agotamiento. Párrafo aparte para el comando parapolicial liderado por un clon anabolizado de Sly Stallone, y, claro está, el tiroteo del último tramo del metraje, prodigio de puesta en escena, suciedad y efectos ópticos de electricidad en ralenti. " Diablo " es diversión puesta al servicio de la ingesta de fuego y el esputo de llamaradas.


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Cesar, un portero que te quiere bien

 MIENTRAS DUERMES

En los últimos años, el terror abandonó su mirada clásica y voyeurística ( originada y con anclaje en la cinefilia adicta al género ) para inclinarse a registrar a un voyeur impulsado por la técnica y la cámara de video. Lo citado pasaba en las Rec 1 y Rec 2, película de la dupla Paco Plaza - Jaume Balagueró. Allí, la cámara, a través de la modalidad de subjetiva, era una protagonista invasiva y perversa ( recurso que fue utilizado hasta la saciedad y la coronación del hartazgo por Romero y cuanto mercachifle de franquicias haya alumbrado el Hollywood del miedito de los últimos cinco años ). Ahora, después de haber rechazado codirigir Rec 3 con su compinche de marras, Paco Plaza, Balagueró se corta solo, y vuelve a esos exponentes de suspenso que le salen medianamente bien. El resultado es " Mientras duermes ", exponente de suspenso vertical, y es la historia de César, un portero abyecto que disfruta arruinándole la existencia a los habitantes de un condominio acomodado de un barrio no menos acomodado de Barcelona. Particularmente, la de la chica bonita y aparentemente feliz del consorcio, que como es de suponer no registra al encargado más allá de la formalidad del trato cotidiano. El tipo es un infeliz sórdido, solitario y carente de amigos, que busca afanosamente hacer daño con disimulo y solapadamente, cuestión de incorporar al mayor número de condóminos a su fe retorcida. Sólo visita a su madre comatosa en un nosocomio, a quien somete al confesional regular de sus astracanadas. Habrá otros problemas para César, claro está, en el despliegue flagrante de la invasión a la privacidad: la actividad de una niña que vigila los movimientos del portero y que asegura conocer cada una de sus maquinaciones, en especial, cuando decide acechar ( y mucho más ) bajo la cama de Clara. Balagueró trabaja bien a sus personajes y a los espacios, buscando alternativas que nunca agobien la puesta en escena, y hay que decir que en estos aspectos sale airoso, pero definitivamente sucumbe ante el verosímil. Veamos, ¿ puede alguien esconderse debajo de una cama todas las noches y no ser advertido ? Y eso por no mencionar otras decisiones argumentales, tan o más reñidas con ese expediente denominado verosimilitud, que convendrá no aspectar aquí para no develar puntos neurálgicos de la película.
" Mientras duermes " acumula algunos méritos relacionados con su protagonista, cortesía de ese animal de cine llamado Luis Tosar, y la construcción de uno de los finales más perversos y cruentos que recuerde en años. Es indisimulable que a Balagueró le gusta mucho " El inquilino " de Roman Polanski, influencia que resalta en el manejo de los espacios cerrados y oscuros de vestíbulos, ascensores y climas nocturnales que se acumulan en la historia. También hay que decir que cada uno de los actos desviados de César instila en el espectador una fascinación morbosa, que garantiza la atención hasta la nueva arremetida nerviosa de cada travesura en cuestión, algo que Balagueró sabe como escamotear con oficio hasta el desenlace. Desafortunadamente, los tramos finales se acomodan a una subtrama policial, débil, desdibujada. " Mientras duermes " plasma, sin lugar a dudas, a uno de los personajes más revulsivos que haya parido la historia del cine. Un verdadero hijo de puta a considerar. No es poco.


 
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lunes, 12 de noviembre de 2012

50 AÑOS

007 OPERACION SKYFALL
 
James Bond cumple cincuenta años y aquí y allá lleva adelante pequeñísimas revoluciones: renovación ministerial y dirigencial de sus superiores ( la desaparición de M-Judy Dench, ahora reemplazada por M-Ralph Fiennes, un burócrata desagradable en los primeros tramos y que gracias a un acto de heroicidad promediando el metraje revierte su imagen, perfilándose para el puesto ) y renovación tecnológi...
ca ( algunos gadgets , como la pistola microdermal, y el homenaje a la franquicia a través de la cita oldie a las invenciones del pasado ). A esta altura, después de 23 películas, hay que decir que Bond recorre el nuevo siglo en piloto automático. Dejando de lado la inepcia de Marc Forster ( Quantum of Solace, lo peor de la saga ), aquí está todo lo que caracteriza a esta nueva etapa liderada por Daniel Craig: Judy Dench y su frialdad ejecutiva en nombre del Imperio, la música aparatosa y la mitología multicultural, y el villano de marras ( un sobreactuado Bardem, un bosquejo malo del Guasón De Heath Ledger cruzado con Hannibal Lecter ) Pura fantasía de fantasistas. Ahora bien, Sam Mendes, recordado por ese bodrio cretino de " Belleza Americana ", sabe lucirse en algunas atmósferas hechas de tensión a base de diálogos ( se nota su oficio como puestista teatral y régie de ópera ), pero es torpérrimo en todo lo que tenga que ver con ese expediente tan vital llamado " Acción ". Hay una bella secuencia en Shangai de nerviosismo y expectación vigilante, puro juego observacional entre Bond y un asesino, pero me parece que es más una gentileza del fotógrafo Roger Deakins que del " prestigioso " Mendes. La trama es de una simplicidad pasmosa; y recuerda más a artefactos como " Juegos de Patriotas " que a toda la experiencia 007. Algo más; a mí me gusta Craig, pero creo que esta nueva dimensión de agente embrutecido, puro músculo arrogante y con perfil psicológico de niño traumatizado me remite más a un Bourne o un agente de la CIA que al sofistificado y lenguaraz agente británico. L. C.

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jueves, 8 de noviembre de 2012

"A MI SE ME RESPETA!"

LEONARDO FAVIO

Se nos fue Leonardo Favio. Se fue el último romántico. Favio supo " megalomanizar " la obra de su mentor Torre Nilsson, excediéndose, abrazando un edificio estético que se salía de sus goznes. A partir de " Crónica de un niño solo ", Favio se adensa y estalla en una Épica del kitsch nacional ( trágica y ridícula, sentimental y circense. Era el control formal, la claridad artística, el uso matemático del tiempo, la confección de mundos populares que obedecían a la ética de los desposeídos y hambreados. Se nos fue uno de los últimos directores clásicos ( el otro es, sin lugar a dudas, Aristarain ) y el país está de duelo. L. C.


miércoles, 7 de noviembre de 2012

WHITE RUBBISH

KILLER JOE
 
De William Friedkin no puede decirse mucho ( Friedkin es el responsable de dos de los mejores títulos de la década del setenta: French Connection y The Exorcist ). Es un veterano que practica un cine joven que no ha perdido un ápice de su frescura. Mientras otros directores mucho más jovenes hacen un cine viejo, puro vino viejo en odres viejos de fórmulas gastadas, el tipo te descerraja una película sórdida, incómoda, negrísima. Porque " Killer Joe " es un puñetazo del mejor Tyson en la boca del estómago; y Friedkin se ríe de ese territorio mítico, supersticioso y abyecto que es el Sur profundo de los Estados Unidos, ese paradigma frecuentemente revisitado por Hollywood en clave de decadencia cultural; se ríe de los rednecks ; se ríe de y con nosotros y se divierte con sus actores, a los que guía a hacer cosas en la pantalla que nunca hubieran soñado. " Killer Joe " me recuerda a " Antes que el diablo sepa que estás muerto ", del desaparecido Sidney Lumet: sequedad expositiva y rabiosa fruto del clasicismo de la década del setenta, relatos de personajes densos y amorales, familias instaladas sobre el ojo de un huracán que entregan, sin quererlo y sin necesidad de esa pandemia llamada declamación, un retrato del desmoronamiento disfuncional ( la familia como entelequia reemplazada por la perturbación y la aberración del matricidio en el caso de esta película ) y un enorme desencanto de la condición humana ( ni inocentes ni culpables, sino escoria social hecha de miserias inconfesables ). Ambas películas ponen la lupa, con menesteres de entomólogo, sobre personajes podridos como las aguas del Leteo, movidos por la codicia más ruin y las soluciones definitivas que no hacen más que rizar el rizo de la violencia, ese expediente que tiende a la circularidad y al rebote. Pero mientras en la de Lumet la tragedia se desencadenaba en el seno de una familia burguesa, aparentemente acomodada, la de Friedkin presenta a un núcleo de perdedores desesperados, pura lacra redneck dispuesta a arrancarse los ojos por el dinero de una póliza de seguro. Friedkin va al grano desde el minuto cero, consciente de que trabaja con una obra de teatro firmada por Tracy Letts, no hace " drama teatral filmado " sino que explota las condiciones naturales del diseño de producción ( los brevísimos exteriores filmados bajo la furia del arco voltaico de la actividad eléctrica y la tormenta, los planos nocturnos y los feísmos de la parálisis edilicia y la precariedad del suburbio donde residen sus criaturas, las cruces iluminadas por el resplandor de los rayos y la simbología de las conductas humanas ), la compenetración de sus actores, todos increíbles y entregados a la caída irremisible de sus mundos descompuestos, con un Matthew Mc Conaughey descomunal y saturado en la que tal vez sea la actuación de su vida, y la concisión del núcleo duro dramático de las escenas ( Friedkin sabe darle a cada encuadre la duración justa, con un timing que ya quisiera más de uno ). Hay veinte minutos finales que son una montaña rusa saturada de nerviosismo, como solo un cineasta apto para tragar fuego y escupir una antorcha de acetileno para derretir nuestras conciencias es capaz, y una fellatio con una patita de pollo, que es una de las secuencias más perturbadoras de los últimos tiempos. " Killer Joe " es negrísima como un abismo, y el uso matemático del tiempo, esa bomba de relojería compuesta de manecillas, determinará que la fatalidad es el motor de las conductas desviadas para sus patéticas criaturas. L. C.

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martes, 30 de octubre de 2012

SPIDER-BOY

LA ARAÑA VAMPIRO

A propósito del estreno de " Los paranoicos ", la ópera prima de Gabriel Medina, Javier Porta Fouz escribía lo siguiente en las gacetillas de prensa correspondientes al BAFICI 2008 " Luciano Gauna es un payaso. Bueno, en realidad anima fiestas infantiles para ganar algo de dinero. Y está ( vive ) preocupado. Teme algún contagio. Y hace mucho que está escribiendo ( o más bien no está escribiendo ) un guión. Es alguien a punto de estallar, o a punto de no arrancar nunca. Y llega su amigo Manuel desde España. Manuel es un ' ganador ' global y Luciano es un compendio de imposibilidades. Y aparece Sofía, la novia de Manuel. Con una narrativa briosa y un clasicismo que porta con orgullo marcas de géneros bien aprendidas, Gabriel Medina debuta nada menos que con una comedia. Una que tiene algo de romántica, algo de nocturna, algo de coming of age, algo de manifiesto contra el vacío y la desidia y algo de reflexión sobre ciertas ficciones argentinas. Y un protagonista inolvidable, ubicado y nombrado con precisión en un relato que le permite enfrentarse a la euforia y la velocidad y al vértigo de tomar decisiones. " Las maravillosas palabras del crítico Porta Fouz ilustran con claridad meridiana de qué iba esa primera película y sirven también para cartografiar y celebrar la presencia de " La araña vampiro ", segundo trabajo de Medina, en las carteleras locales. Definitivamente, retificación, confirmación y consagración de todo lo bueno de " Los paranoicos. "
Martín Piroyansky es Jerónimo, un joven de ciudad que llega a un paisaje agreste en compañía de su padre ( Alejandro Awada ) para rehabilitarse de algo que no está claro ( clínicamente podría ser fobia, panic attack u otras yerbas categorizadas por las mentes psicoanalíticas ), pero requiere de medicación. Jerónimo está desligado, asustadizo, alejado de ese entorno que produce extrañamiento, monotonía y subleva sus miedos. Es un bicho urbano, extranjero en tierra extraña, que sólo halla consuelo en su laptop. En el contexto de ese lugar y de una cabaña que ocupa con su padre, hay dos presencias femeninas: la de su madre, representada por una voz en off prácticamente inaudible en el teléfono, y que parece representar la dualidad preocupación / tensión ( alguna conversación con el padre parece sugerir que la relación no marcha del todo bien entre ellos ); y la de Camila, una lugareña sugerente, inquietante, que interpela al joven con su presencia pregnante de misterio. Hay también otra presencia que podríamos calificar de femenina, la de la araña vampiro del título, que tras picar el antebrazo del joven lo habrá de llevar, en busca de un antídoto, por páramos apocalípticos, gentileza de La Cumbrecita y mezcla de Western, Terror, realismo mágico y locura. Y todo ello habrá de ocurrir con la inestimable colaboración de un guía llamado Ruiz, un descastado mezcla de marginal, delirante místico y portavoz de la consciencia a-cultural, que representa la ambigüedad suscitada entre la credibilidad de la búsqueda y los estados de conciencia alterados. Puede confiarse en un borracho y corroborador de mitologías para emprender semejante viaje ? Medina no se anda con chiquitas para con Jerónimo: para evitar la muerte, el antídoto debe ser una nueva picadura de una araña de la misma especie. " La araña vampiro " es un viaje de autodescubrimiento y transformación a puro clasicismo y conciencia simbólica. Una road movie sintetizada en el sobreimpreso inicial que alude a Jack Kerouac ( Ve a la montaña/ elige un guía/ baja de la montaña/ regresa a la ciudad ) y que opera como agente rector de la batalla que habrá de librar Jerónimo; batalla por la vida y batalla contra sí mismo, zona de coexistencia entre lo mental y la acción, entre el sometimiento apático o el movimiento aunado al cambio. Para ello, y de acuerdo a lo que sucedía en " Los paranoicos ", la inclusión de la mujer en ese universo crítico habrá de representar un rol dominante a través de la aparición de Ailín Salas; y nunca mejor utilizado el vocablo " aparición " para describir a la chica que recibe a padre e hijo al comienzo de la película. Existe realmente el personaje de Ailín Salas o es un espectro ? Tal vez un Doppelgänger o fenómeno de la bilocación como parece atestiguar ese plano en que Jerónimo mira a través de un vidrio y allí se corporiza la presencia de la joven, creando la ilusión de reflejo ? Lo cierto es que la presencia femenina, así como sucedía en " Los paranoicos ", indica la salvación o un conocimiento preeminente, así como también el lugar de donde partir. Es gracias a su interferencia que Jerónimo habrá de adentrarse en el periplo, jugándosela en una visionaria patriada dictada por la clarividencia. Salas infunde respeto y temor reverencial, como aquél que infundían los sacerdotes tribales, porque es la que indica el camino a tomar como iniciadora del rito/ purificación.
Si en " Los paranoicos " la geografía estaba bien definida por la ciudad de Buenos Aires ( los personajes habitaban o transitaban lugares que los definían ), en " La araña vampiro " asistimos a paisajes imposibles, en el límite mismo de realidad fuera de sus goznes que implica dar prevalencia al mito sobre la ciencia. Medina filma quebradas ásperas, cuevas abiertas como llagas en la roca y fuegos restallantes en mitad de la noche constelada como si fuera baqueano de semejantes locaciones. En esa línea fronteriza entre el sueño y la vigilia, entre el terror que se desprende de la utilización de los espacios abiertos, se abre paso con seguridad y serenidad " La araña vampiro. " Llegar al final del recorrido tendrá ecos de final y renacimiento para Jerónimo. Viaje iniciático en el que debe perderse algo para resignificarse, templarse y forjarse como un arma y abandonar lo conocido. Como Gauna, como Medina mismo abandonando el límite preciso y conocido de la ciudad. Bienvenida incomodidad. L. C.

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La utilización de este enlace no persigue ningún fin comercial.
Enlace de Sebastian perillo

lunes, 29 de octubre de 2012

YA NO ES CASUALIDAD...

ARGO

A esta altura hay que decirlo sin hesitar: Ben Affleck es la comprobación de un cineasta. Y uno muy bueno, si juzgamos que los recientes resultados positivos de su filmografía, impregnada de elegante clasicismo y gran habilidad para el pulso narrativo, están presentes en " Argo ", su tercer trabajo como actor y director. " Argo " es la historia de tres imposturas: la revolución islámica iraní, los medios de producción y distribución de esa factoría-picadora de carne llamada Hollywood y la política exterior norteamericana representada por la intervención de la Agencia Central de Inteligencia en cuanto conflicto de intereses haya asolado el planeta en los últimos sesenta años. " Argo " es asimismo tensión y nervio, personajes paridos a pura profundidad, un notable y puntilloso ejercicio de reconstrucción de época ( el año 1979 de la administración Carter y del advenimiento en el poder de ese monje negro llamado Ayatollah Komeini ) y la sensación de que el espíritu de Clint Eastwood, otro ferviente clasicista, sobrevuela esta película. Hay clima de Western ( la idea del héroe solitario, su heroísmo sacrificial, su desaparición entre bastidores y la difícil inclusión social ) en ese Medio Oriente convulsionado y azotado por injusticias y postergaciones y mucho, pero mucho Amor por el cine. L. C.

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jueves, 25 de octubre de 2012

PUÑOS Y CORAZON

THE EXPENDABLES (LOS INDESTRUCTIBLES)
 
 

Son quince minutos de acción saturada, autoconciencia plagada de chistes, frases como slogans en los costados de los vehículos y presentación de los gerontes. Todo demente, sin respiro, sin concesiones y a lo bruto, así como eran estos tipos allá por la década del ochenta. Luego, más adelante y promediando el minuto veinte, aparece el villano Van Damme ( que, ironía mediante, se llama Vilain y es ruso ) y mata al iniciado Hemsworth, el pibe del grupo que pensaba dimitir por amor.

Ahí la cosa se pone seriota un ratito, durante el funeral del novato, mientras Stallone pronuncia " justo se murió el que más quería vivir de nosotros... no tengo idea de qué quiere decir eso. " Y Statham lo interrumpe preguntando " ¿ Y ahora cuál es el plan ? Stallone baja a la tónica del primer segmento y replica, acercamiento de cámara mediante " The Plan? Track him, catch him, kill him! " Esa es la ética de " Los indestructibles ", la película de los gerontes del músculo reventón: el cuerpo llevado al movimiento extremo, la catarsis gozosa de la velocidad y la violencia, siempre por encima de los límites humanos y en conexión con la estratósfera. Sí, elección ética y no moral, ya que no hay pretensión alguna de imposición al mundo sino solo el deseo de decirle al espectador " somos lo que fuimos ", aquella famosa frase proferida por Apollo Creed en " Rocky 4 ". Y nosotros, como cuando teníamos catorce o quince, les creemos y los acompañamos en su cruzada fanatizada y liberadora de tiros y patadas, epopeya que es también reivindicación de ese expediente llamado vejez y ante el cual no hay inmunidad posible, ni para ellos ni para nosotros. Es cierto; están más lentos (a excepción del aplomado malhumorado de Statham), pero esa lentitud los baja un milímetro a la realidad terrenal, los vuelve más humanos dentro de la juguetería, hecho feliz que deriva en una catarata de chistes sobre la edad, y cuya apoteosis da de lleno en el centro de la diana con el remate de Schwarzenegger en el desenlace del film.

Para hacer una película de este tenor, como las de antaño, no basta el bronce del museo anabolizado; hace falta que la información contextual y la dinámica también estén subordinadas al juego de la vieja escuela. Antaño, estas películas podían ser buenas, regulares o malas, pero el espectador disfrutaba de una bonificación incluida en el precio de la entrada: el conocimiento acerca de hacia dónde iba y de dónde venía la acción. No había trampa al respecto; y en ese sentido, " Los indestructibles " no escamotea ni se guarda nada. La cámara está donde debe estar, se abre paso al plano generoso para encuadrar las trifulcas y hacer de la acción un recipiente orgánico y claro. Ni aún en el desnivel de sus planos finales, cuando el guión se acelera y cabalga hacia la hipérbole, la película de Simon West osa volverse mentirosa. Y es que " Los indestructibles " es en realidad " Los descartables " ( The expendables ), cosa que estos tipos fueron durante años, vituperados y desdeñados por la alta cultura. Pues bien, esta es su venganza: una película-juguetería para demoler tanta premisa pretenciosa y engrupida. " Los indestructibles " es " right in your face "; una celebración de la dignidad del aguante. L. C.
 

viernes, 19 de octubre de 2012

YO SOY LA LEY DEL MARKETING

DREDD

El Juez Dredd ingresa a una pajarera, algo así como un complejo habitacional muy humilde y afectado de superpoblación, como todo en Megacity One, con la intención de desbaratar una banda liderada por una ex prostituta llamada Ma- Ma, una verdadera capanga del tráfico de una droga de diseño llamada Slo-Mo, algo así como un Paco del futuro. El cana no va solo; lo acompaña una novata con poderes telepáticos, perteneciente al Escuadrón Psi, llamada Cassandra. La presencia de la pareja es advertida por los criminales, que activan un protocolo de emergencia radioactiva, clausurando el edificio y dejándolo aislado del mundo exterior. A qué les recuerda esta Dredd, nueva adaptación al cine del personaje británico creado por John Wagner y Carlos Ezquerra ? Sí, acertaron, se parece en su premisa a " La redada " de Gareth Evans, pero acá no hay velocidad, catarsis desatada a base de patadas y trompadas, y, definitivamente, no existe ese pulso vital llamado nervio." Dredd " es insulsez a oscuras ( porque queda cool filmar en pasillos afectados por el oxímoro borgeano de la luz oscura, viste? ); es violenta y fascistoide como el personaje del comic, sí, pero burocrática, pura energía cinética de tortuga, tripulada por diálogos producto de una escolaridad primaria, y lo que es peor, está vaciada de ese sarcasmo color azabache que hacía del campeón de las ejecuciones sumarias un producto a seguir. Dredd también es mentirosa en su intención de clonarse del espíritu del comic, caracterizado por el pulso distópico de la criminalidad al palo machacada por un cuerpo de Ley que reúne al mismo tiempo calidades de policía, juez, jurado y verdugo, porque se hace artificial y mentirosa, bien adulterada, en una secuencia crucial, como aquella en la que el Juez se vuelve perdonavidas de dos adolescentes armados. Y no, loco, los que leímos este pastón publicado en la mítica 2000 AD sabemos que este coso no excusa nada, te fríe y después pregunta. Y si no pregúntenle a Simon Bisley, visualista de la hostia, de órdago en eso que se llama plasmar violencia. Bisley te dibujaba un apocalipsis lisérgico ( al gran Biz le fascinaba fumar porro mientras reventaba los pencils ) al ritmo del humor negro y de la técnica de imprimir la sangre como si se tratase de una salpicadura en la página, haciendo entender al lector de qué iba la cosa: humor. Sí, humor abyecto. Humor sin concesiones de ninguna índole, intranquilizador, irrespetuoso, indecente. Humor volcánico hecho de una lava malparida y abrasiva que te cocinaba la conciencia. Pues bien, entonces cuando algo artificial da de lleno en una escena, secuencia o decisión argumental, todo lo que viene después está indefectiblemente viciado de esa misma nocividad. Y si para colmo, en lugar de revolcarnos en la amoralidad de ese futuro ni tan distante ni tan ajeno, la decisión pasa por incorporar el feísmo publicitario y qualité de unas escenas insoportablemente largas de consumo de drogas," Dredd ", en su indefinición estilística a mitad camino entre la suciedad y el rango de estilización estéril, el movimiento chiquito carente de inventiva para usar los espacios cerrados ( realizadores, aprendan de La redada lo que es expandir espacios hasta el infinito y más allá ) y el nulo carisma de sus protagonistas, incorporados al capricho de regar de aguardiente a las cuerdas vocales, es un subestándar que se apaga a los tres minutos cuando descubrimos que las motos aparatosas de los Jueces, pura potencia de llantas monstruosas, han sido reemplazadas por unas tetracilíndricas estilizadas. No vaya a ser cosa que se enoje por similaridades el Caballero Oscuro. Traición, viejo, traición. L. C.          

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lunes, 15 de octubre de 2012

PASEO HACIA LA INCERTIDUMBRE

COSMÓPOLIS
 
Basada en la novela de Don De Lillo, " Cosmópolis " es el regreso al cine del notable David Cronenberg. El que fue y el que es, ya que se podría decir, y a juzgar por los resultados , que ha vuelto decididamente ese canadiense más intranquilizador de hace una década. Aclaro que, a mi entender, nunca se fue, pero aquí su cine, que es constante crisálida de transformación, abandona ese costado más accesible para el espectador promedio que venía trajinando desde " Una historia violenta ", para retomar, estilísticamente, algunas obsesiones de su producción anterior, que incluyen, naturalmente y como era dable esperar, alguna retorcida incursión anal, proverbial marca del orillo de épocas anteriores. La novela de De Lillo, famosa por sus abismos psicológicos y su densidad del pensamiento, le permite al canadiense naturalizar, una vez más y de cara al nuevo milenio, la idea de una humanidad no demasiado sana por el efecto que nos produce la alienación cotidiana asimilada como signo de vida, algo que el director ya venía mostrando desde " Spider " hasta este presente. " Cosmópolis " es un viaje de veinticuatro horas y embebido en lisergia que tiene como protagonista a Eric Packer, un exitoso hombre de negocios que con veintiocho años goza del prestigio de una fortuna incalculable, y que sin embargo es incapaz de evitar que su realidad financiera se derrumbe mientras recorre una convulsionada Manhattan, en una limusina blanca y circundado de guardaespaldas, con un único objetivo: asistir a la peluquería. Para ello, Eric se ha encerrado en un vehículo diseñado para impedir el influjo del mundo exterior, una burbuja parida por tecnología de punta que sólo permite establecer contacto con el acabóse financiero que gradualmente va gestándose frente a sus narices. Allí dentro, Packer habrá de ignorar las protestas de un grupo de militantes anarquistas, que como el movimiento de los recientes indignados, es la puesta en abismo del sistema capitalista, consultará a su nerd de confianza ( Jay Baruchel ) y a su gurú de finanzas ( Emily Hampshire ), se someterá a un examen de próstata, tendrá sexo con una prostitura encarnada por Juliette Binoche, y también protagonizará salidas puntuales para reunirse con su esposa ( Sarah Gadon ) o con un ex empleado furibundo, en los tramos finales, jugado por Paul Giamatti. " Cosmópolis " está regada de conversaciones desquiciadas, digresivas, pura superficie pulida de cualquier componente que merezca ser llamado humano. Como sucedía en " Psicópata americano ", basada en un libro de Brett Easton Ellis y dirigida por Mary Harron, la microbiologia del poder de estos seres está impregnada de esterilidad y de una carencia total de motivación, pura frialdad desembarazada de todo carácter afectivo que no habrá de ceder siquiera en esos momentos turbulentos en que cualquier alma tambalearía. Pocas veces se ha mostrado con tanta eficacia la caída desde un habitáculo hermético, la de Packer y la nuestra como sociedad, ahora emparentada a través del simbolismo de la rata. Y Cronenberg, con la espina dorsal de su película vertebrada a pura charla, es capaz de poner en imágenes ( como pocos, como nadie ) el derrumbe del mundo, valiéndose para ello de un atentado al director del FMI difundido por un noticiero o al clima de volatilidad social desparramado en los puntos neurálgicos neoyorkinos. Todo en " Cosmópolis " tiene directa relación con los males modernos: la desigual distribución de la riqueza que no otorga inmunidad ni siquiera a los ricos, la prisión a la que nos someten las corporaciones y la paranoia como estado mental inevitable. En este caso, la posibilidad de ese atentado que recorre transversalmente las tres cuartas partes de la trama es desvelo de Packer y su seguridad. Cuando finalmente se materialice la amenaza, a tono con el estado de absurdo del mundo en su apoteosis, el incidente tendrá ribetes ridículos. Un chiste. Una broma más mientras el planeta se va a la guerra. L. C.



jueves, 11 de octubre de 2012

Como el movimiento se demuestra andando...

                                   THE RAID (LA REDADA)                Por Leo Chubelich  


La acción reciente ha sido relegada a dos nichos: el de la hipercanchereada cool de los viejitos del músculo reventón, a pura autoconciencia desatada a base de chistes ( léase Indestructibles ) y el de la cámara al hombro al estilo parkinsoniano, de movimiento multinacional, multicultural àla Bond, con la presencia intrigante de agencias, programas de capacitación de asesinos y funcionarios corruptos llenos de intensidad petulante ( la saga Bourne, por caso ). Y en ese bascular que no revitaliza ni resiente, aparece " La redada ", un verdadero acontecimiento parido a fuerza de energía cinética por un fulano galés llamado Gareth Evans en Indonesia. Con " La redada " está presente esa vieja e inmejorable idea de llevar el género a los bifes, con arrojo desbocado y desparpajo. Una unidad policial de elite ingresa a una pajarera con el objetivo de desmantelar a una banda liderada por un capanga mafioso que se las trae. La misión es advertida por los criminales y el sitio es clausurado, transformándose en una trampa. Los canas quedan librados a su suerte e inhabilitados de solicitar ayuda al exterior. Punto. Son minutos de información contextual, mínima, sin subrayados ni aditivos psicológicos, y después la consagración de la demencia a través de los tiroteos y las peleas más salvajes que se recuerden en mucho, muchísimo tiempo. Sí, hay poesía salvaje de Kung-Fu Master, en apariencia extraída de una Playstation perfecta que aún no se inventó ni se inventará, pero también ecos y resonancias del cine de Carpenter, Woo, Mc Tiernan y de cuanta memorable película de acción que se precie de serlo hemos visto en nuestra particular historia de cinéfilos. Pero, especialmente, hay una violencia sin límite y sin término, desgarradora, descontrolada, sin freno inhibitorio, que está unos metros por encima del planeta. Evans se vale de la utilización del espacio para que su película explote todo el tiempo: corredores, pasillos, un armario, una heladera. Todo es bueno, sustentable y aprovechable para que el movimiento y la sinergia del género se abran paso con una cámara virtuosa y acróbata, con sus actores de carne y hueso y goma tensados al extremo de la experiencia. Porque eso es " La redada ", la voluntad de amalgamar un amasijo de carne fuera de sus goznes y tecnología en una sola pirueta, una sola proeza, una sola dinámica. Y hay héroes ( uno o dos ), traidores, un par de villanos indestructibles ( Mad Dog, la mano derecha del jefe criminal, es una pesadilla bípeda escupida por el infierno de las artes marciales ) y hectolitros de sangre ( de utilería y digital ). " La redada " reduce notablemente el " cortar y pegar " del montaje y abre el plano, generoso y vuelto secuencia las más de las veces, para que el ojo adicto se incendie con la voluntad partehuesos de sus protagonistas. Y, de paso, nos prueba que reinventar también es una alternativa posible en las márgenes de este siglo. No es poco. L. C. VER TRAILER

 

NOTA DEL EDITOR: Sentí la necesidad de acompañar a Leo en esta crítica para avalar su comentario. Anoche tuve la oportunidad de ver esta gigante película y realmente quedé impactado; por la forma en que está filmada, por la velocidad de sus escenas d eacción y por la crueldad y dureza de sus imágenes. En el afiche hay un leyenda que reza: "La mejor película de acción de las últimas décadas", coincido completamente, realmente fantástica. M. N.
        

jueves, 4 de octubre de 2012

LA VECINDAD DEL TIO MEL

                                              GET THE GRINGO           Por Leo Chubelich  

Hay películas gozosamente irresponsables. Y las hay de las otras, llenas de esa pacatería que no se corre un milímetro del polisacárido del algodón más remilgado. Basta ver como funciona el mainstream americano en estos días, la gilada obsesiva con que se desactivan todos los dispositivos relativos a la mostración del sexo y el erotismo, para corroborar que Hollywood se ha vuelto una factoría hipócrita y negacionista. Por suerte, decía, hay películas irresponsables, que se enlodan, que meten las patas en el barro, y se animan a subvertir tanta pulcritud contenida. En ese sentido, "Vacaciones explosivas" (título local afectado de idiocia que rehúso volver a utilizar) o " Get the gringo " es una de ellas. Get the gringo, una pulsión que Robert Rodríguez todavía sueña tener, es el retorno al cine del tío Mel Gibson, ese sociópata ultraconservador que ha sido el portavoz de tanta abyección racial y religiosa en este último lustro (imaginen ustedes cómo estarán las cosas para que la sorpresa venga de la mano de este sujeto). Aquí Gibson es un ladrón de bancos que, disfrazado de payaso, y con otro cómplice (también disfrazado de payaso, tal vez la huida literal de Hollywood más significativa que se haya filmado) moribundo en el asiento de atrás, quiere cruzar la frontera en el marco de una audaz persecución automovilística protagonizada por la policía y los criminales. Acorralado por el cerco policial, va a embestir el muro el muro divisorio entre Estados Unidos y México, será detenido y conminado, sin posibilidad de juicio justo, extradición y otros principios básicos de ciudadanía, a pasar sus días en una comuna presidiaria llamada "El pueblito."
A la manera de "Revancha", otra película protagonizada por el actor, o "Scarface", el gringo deberá aplicarse a la observación para aprender las reglas del presidio. " El pueblito " es una comunidad criminal sin reglas de ningún tipo y donde se vive y se muere sin consecuencias de ninguna índole. En " El pueblito " no hay barrotes y el dinero es el motor primordial para la obtención de vivienda, alimento y cigarrillos (artículo suntuario si los hay en un ámbito de semejante naturaleza), algo así como la vecindad del Chavo, pero llena de personajes de avería y música bochinchera (digresión al margen: en la banda sonora están nuestros Fabulosos Cadillacs y su popular "Padre Nuestro" cumbiero).

[escuchar tema musical]
Con la inestimable colaboración de un chico adicto a la nicotina de diez años (de hecho, ver fumar al chico en primer plano es de una crudeza seductora pocas veces vista), "insider" que conoce el paño al dedillo, Gibson, como una suerte de Ronaldinho, experto en dar el pase y mirar en dirección contraria, irá desplegando una serie de distractores eficaces para disimular sus verdaderas intenciones. Hay venganzas y recontravenganzas, un transplante de hígado y una imitación delirante de Clint Eastwood que es EL detalle cómico de la película. Es que en este artefacto de Adrian Grunberg, asistente de Gibson en Apocalypto, hay una hora inicial a puro absurdo y disparate. Sí, con mucha crueldad, pero también con humor, ironía y afán libertario, precisamente eso que le falta a la producción comercial estadounidense del momento. En sus tramos finales, "Get the gringo" irá decantando hacia la normalidad de la posibilidad redentora del amor. Pero, señoras y señores, el daño ya fue hecho. En USA no se estrenó comercialmente en los cines, allá ellos. "Get the gringo" es
EL entretenimiento desquiciado del 2012. L.C.


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miércoles, 3 de octubre de 2012

    THE CABIN IN THE WOODS   Por Leo Chubelich   

Vi esta película hace instantes.Se llama "Cabin in the woods" (supongo que por estos lares habrá de llamarse Cabaña en el bosque, como reza el original) y presenta a un grupo de jóvenes dispuesto a ir a parrandear a la citada barraca del título, sí, punto de partida ya transitado innúmeras veces en estos últimos treinta y cinco años, pero llevado a un nivel de audacia, desparpajo e insanidad raras veces visto. La idea es que estos circunstantes son conejillos de indias de una agencia presuntamente dependiente del gobierno, especialista en la creación de estados alterados que representan la tributación a algo más grande y mayor que aguarda a ser revelado en los instantes definitorios. Hay zombies, licántropos, arañas monstruosas y cuanta criatura o engendro del averno haya pululado por cualquier film de terror; también homenajes aquí y allá que remiten a directores consagrados como Romero y Raimi, pero, fundamentalmente, hay un notable clima de pesadilla que desembocará en un lugar corrupto y corrompido por aeons en donde se disuelven todas las certezas y estamos solos, como hombres primitivos antes del nacimiento del fuego, asediados por lo innombrable. L. C.

lunes, 1 de octubre de 2012

MUSICA PARA TUS OIDOS

                                              DIAS DE VINILO          Por Leo Chubelich
Hay películas-canción o películas llenas de canciones. En ese contexto, "Alta fidelidaD" se cuenta entre una de mis favoritas de todos los tiempos y está, decididamente, entre aquellas obras que me llevaría a una isla desierta. El notable trabajo de Stephen Frears ( que, por cierto, ya se merece el panteón de la inmortalidad por este título ) alimentaba la idea de que el gusto habla por nosotros, nos define, y que no es moco de pavo armar un compilado de canciones para alguien que queremos. Ahora bien, la argentina " Días de vinilo ", la ópera prima del responsable de " Todos contra Juan ", Gabriel Nesci, va por ese camino: nos habla a -los que sospechamos que no hay nada que nos defina mejor que nuestras preferencias. Es decir, toma la matriz ideológica del film de Frears para contar la historia de cuatro amigos que durante la pubertad fueron ungidos, literalmente, por una lluvia de maná discográfico: Gastón Pauls es un guionista de relativo éxito, autor del libro de una comedia edulcorada de la cual se avergüenza, resuelto a darle un giro más " seriote " a su trayectoria -dicho sea de paso, la aparición de Leonardo Sbaraglia, haciendo de sí mismo y entregándose a la parodia de los arrestos de divismo, es de lo mejor -; Fernán Mirás es un locutor radial, trabajo que le permite canalizar su voraz melomanía; Ignacio Toselli es el integrante de una banda tributo a los Beatles llamada The Hitles ( lo cual da lugar a un chiste rancio que, para colmo, se repite dos veces ) y Rafael Spregelburg (EL actor de "Días de vinilo"; de pie, señores ), un comerciante del marketing funerario, pionero en la creación de jingles para difuntos. Como el personaje de Spregelburg está por casarse, la película utiliza este punto de partida para desplegar sus obsesiones temáticas: la autorreflexión sobre el propio cine,la música y su obvia relación con los clásicos, el juego de las amistades masculinas y los problemas de relación con el sexo opuesto. "Días de vinilo" va por ahí, entonces, en el terreno del afano a John Cusack y cía, y esto no tiene nada de malo, de hecho hay una saludable intención por hacer de su hechura un producto gozoso que haga olvidar al espectador que ahí afuera hay una fábrica de angustias que trabaja a tres turnos y sin francos llamada Argentina. El problema estriba en que se me antoja que el resultado final no logra superar la comedia de situaciones televisiva. Hay una imagen chata, planísima, que no logra eludir nunca el formato y que me lleva a pensar que con un pulido del ritmo y el estiramiento como chicle de determinadas situaciones, estaríamos ante el umbral de otro éxito al estilo " Graduados. " Como en las películas de Tarantino, especialista en esto de robar- con guante blanco, entiéndase - ajenidad cinematográfica para regurgitar su propia sistematización fetichista de la imagen y el sampling, " Días de vinilo " tiene, asimismo, su propio sistema de referencias cinéfilas y musicales. En el primer aspecto, hay un apelotonamiento de plots y chistes ( Nesci es un eyaculador de frases y salidas ingeniosas, todas proferidas para el lucimiento de sus criaturas y no siempre efectivas ) que resiente el resultado final, dilapidado en el trazo grueso y la definición apresurada de determinadas situaciones ( qué sentido tenía en esta trama la inclusión de la sufrida y bonita colombiana-oriental, además de la pertinencia o no del chiste alusivo a Yoko Ono ? ). En el segundo aspecto, hay algo insalvable para quien esto escribe y que tiene que ver con la chusca y convencional referencia musical que recorre el relato,porque es tan "normalizada " la melomanía, que terminamos presenciando un Billiken de las citas musicales para iniciados. Toda la música usada en " Días de vinilo " es de un lugar común tan exasperante, llano, que aquí es donde se nota el afán de sus hacedores por incorporar " una que sepamos todos " al producto. Si estos tipos crecieron escuchando clásicos y absorbiendo intérpretes àla Pacman, me resulta imperdonable escucharlos proferir comentarios de revista Pelo para "iniciados." Esa novatada de resaltar que Clapton escribió Layla en honor a la mujer de Harrison es tan trivial que hasta Capusoto hizo chistes al respecto y ahí, tal vez, esté una de las problemáticas fundamentales de "Días de vinilo": muchachos, la música no se agota en los clásicos. Deberían saberlo ustedes, que denostan el gusto "variado" y pontifican sobre los compilados unidos por una idea rectora. L.C.  
 
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martes, 25 de septiembre de 2012

EL COLOR ESCARLATA

                                  TIERRA DE LOS PADRES              Por Leo Chubelich    
 
Las palabras se piensan, se repiten, se critican. Las palabras son acciones, son políticas y son política, son determinantes. Y no se discuten sólo las ideas sino, y sobre todo, la forma que éstas adoptan en el lenguaje. Hablar de "Tierra de los padres" de Nicolás Prividera implica hablar de la palabra íntimamente ligada a la Historia de nuestro país. La palabra ilustrada, florida, hecha dialéctica elegante para ilustrar el contrapunto rabioso entre dos modos de pensar y pensarse: el de los vencedores y vencidos; esa cosmovisión bipolar en que se ha refrendado nuestro país.
La idea de Prividera consiste en que distintas personas, bajo la forma de un poema - ensayo cinematográfico, lean a cámara distintos textos correspondientes a los "hacedores de la patria", alternando una idea de diálogo feroz entre el modo y el contenido: algunos serán lectores entusiastas; otros más cadenciosos y pausados; unos más titubeantes y trastabillantes; otros menos inteligibles, pero todos hablarán de la Historia con mayúscula de nuestra nación, atrincherada en la hipocrecía de sus monumentos patrios y en la cruenta tribuna de las diferencias entre civilizados y bárbaros, unitarios y federales, proletarios y oligarcas, dominantes y dominados, peronistas y anteperonistas, militares y subversivos. Todo ello en un espacio sobrecogedor y simbólico a la vez: el cementerio más antiguo de Buenos Aires, es decir, el cementerio de la Recoleta.
Prividera interpela al espectador con su dispositivo, nos obliga a pensar que el aliento vital de la República Argentina siempre se ha correspondido con los baños de sangre, con la brutalidad (reiterada en los textos) de la palabra "exterminio", con el negacionismo del que piensa diferente, la obliteración del adversario transfigurado en "enemigo". Los hacedores de la Patria han sido, a través de sus discursos fundacionales, padres violentos, caníbales, autoritarios, salvajes y amantes de las "soluciones definitivas". Los textos escogidos nos obligan a la reflexión porque son rupturistas desde su sustancia misma de corte ideológico, de marcado enfrentamiento, de reconocimiento de que alguien debe prevalecer sobre otro a través de la muerte. Es Thanatos sin Eros en la tierra de los muertos de la Recoleta, entre caducidad de polvo y retórica de mármol, entre augustas efigies presidiendo panteones y mausoleos, pero también entre la humanidad de los hombres que cuidan y preservan de la corrupción las tumbas, los laburantes anónimos que, a través de alguna charla circunstancial ligada a cuestiones de sueldos y dinero, habrán de dejar expuesta su fragilidad y al mismo tiempo su condición de guardianes de la muerte venerable, cifrada en tan abrumadora estatuaria. Para Prividera, de alguna manera, sus intérpretes lectores también están hechos de posteridad, como lo atestigua la desaparición, implícita condición evanescente, tras la lectura. Vivos integrados a los muertos, fantasmáticos, voces silenciadas que se cuelan en el recogimiento y la magna presidencia de tanta efigie doliente. Con "Tierra de los padres", Prividera elabora la respuesta a cómo narrar lo político, así, sin estridencias, con la dicotomía de voces encontradas que dan cuenta de los baños de sangre de los cuales estamos forjados, reinventados una y mil veces para regresar a reinventarnos en los baños de hemoglobina que serán. Prividera es audaz porque, en sus palabras, hay que "jugar al desencanto o a la profecía social", dejar testimonio de las luchas intestinas, de la sinrazón, de los exilios del cuerpo y del alma, de las desapariciones y de tanto poder detentado, mal parido, malhablado a pesar de tanta pluma elegante. No estamos hechos de ríos de tinta sino de ríos de sangre, como ese río de la Plata de los tramos finales.
"Tierra de los padres" exige, demanda de un espectador atento y despierto, dispuesto a dejarse llevar por su aparente inmovilidad, a adentrarse en vastos páramos de ficcionalización de la barbarie colectiva. Es una visión de la Historia, un recorte, y tal vez sea ese el principal déficit de su factura, pero una de las visiones posibles que dará paso a nuevas formas de repensarnos. Será de otros, tal vez, ocuparse de otros segmentos siniestros de nuestra vida política y social como la asonada del 6 de setiembre de 1930 que otorgaba legalidad al golpe de estado citando erróneamente a Constantineau o la infame " Revolución Argentina " que derrocó a uno de los presidentes más honestos que tuvo este país, el dr. Arturo Illia.
Sobre el final de su viaje (que es, asimismo, también el nuestro como hijos de la generación violenta de 70), "Tierra de los padres" utiliza el "Va, pensiero", coro del tercer acto de la ópera Nabucco, de Verdi, que posteriormente fue adoptado como himno resistente contra el exilio y la nostalgia por los patriotas italianos que bregaban por la unidad nacional y la soberanía, para conectar el cementerio oficial con el no oficial, ese desierto líquido hecho de inmensidad e interrogantes y que recibe el nombre de río de la Plata. L.C.

TRAILER - TIERRA DE LOS PADRES


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viernes, 21 de septiembre de 2012

DANIEL SAN VS. DRE

                                                      KARATE KID                por Leo Chubelich  
 

Vayamos por partes: como bien dice Marcos Navarro, las dos versiones de "Karate Kid" son nobles espectáculos de ese subgénero llamado " películas deportivas", y si me preguntan a mí, como espectador moldeado cinematográficamente en la década del 80 y por una cuestión de memoria emotiva, me inclino, en la pulseada entre original y remake, por la película dirigida por John Avildsen y protagonizada por el olvidado Ralph Macchio (digresión pertinente: hace poco vi a Macchio en TZM, ese programa que, con malicia e ingenio, somete a la befa y al escarnio al "show business" americano). Ahora bien, hay detalles que hacen de ambas experiencias fílmicas dignos exponentes a considerar.
En primer lugar, es decididamente un milagro que la nueva "Karate Kid" haya salido bien si tenemos en cuenta que su director es Harald Zwart, responsable de subestándares oprobiosos como Agente Cody Banks y La Pantera Rosa 2. Prueba concluyente de que, en ocasiones, la labor colectiva de equipo creativo y voluntarioso puede suplir las deficiencias de directores mediocres. Digno es remarcar que esta remake incluye una secuencia virtuosa: aquella, filmada con subjetiva y cámara lenta, en la que el protagonista recibe una golpiza colectiva, secuencia que sabe crear un interesante clima de irrealidad, profundizado por los primeros planos del rostro odioso del villano, hallazgo si los hay de esta película.
Ahora, si bien ambas películas son decididamente idénticas (chico recién llegado a la ciudad, ausencia de figura paterna, abusos reiterados por parte de un grupo de alumnos del establecimiento educativo al que concurre, métodos no convencionales para aunar reflejos y técnicas de defensa personal con el objeto de superar la adversidad), la nueva Karate Kid presenta interesantes diferencias.
El señor Miyagi ahora se llama Han, y Han es el enorme Jackie Chan, que aporta a su personaje toda la doliente humanidad que no supo transmitir su predecesor. Pocas veces se lo ha visto a Chan tan vencido, aplastado por el paso del tiempo, surcado por esas estrías crueles que amablemente bautizamos arrugas, como en esta oportunidad. Un Han estragado por el alcohol que deberá apoyarse, las más de las veces, en su pupilo para continuar.
Otra diferencia sustancial con la versión original es que aquí se ha bajado la edad de su protagonista de diecisiete a doce, lo cual ha permitido la incorporación del hijo de Will Smith, Jaden Smith, que ahora es Dre en lugar de Daniel. Una de las decisiones más curiosas de " Karate Kid 2010 " radica en liberar la autoconciencia y dejarse llevar por la idea de que este chico puede derribar las instancias aciagas, convirtiéndose en un atleta consumado sin disponer de formación anterior de índole alguna. En la película de Avildsen, Daniel San presentaba de antemano algunos conocimientos básicos de Jiu Jitsu; aquí no hay experiencia previa. Dre se transforma en un competidor marcial de la noche a la mañana, sin reforzar visualmente y en demasía el esfuerzo de ligar reflejos a la automatización de las tareas domésticas. Algo así acentúa ciertos rasgos que remiten al cuento de hadas, sosteniéndose la idea de que cualquiera, con la sustentabilidad del esfuerzo, puede erigirse en un nuevo Dre. Estas, a mi entender, son algunas de las diferencias que marcan distancia entre ambas versiones, además, claro está, de los aspectos técnicos, mayormente relevantes, que planteaba Marcos en su crítica. De más está decir que la película de Zwart está bien filmada, luce grandes peleas, y se mueve con soltura en el terreno de las emocionantes películas deportivas. L.C.





TRAILER - KARATE KID (ORIGINAL)

TRAILER - KARATE KID (REMAKE 2010)
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jueves, 20 de septiembre de 2012

PELIGR"OSO"

                                                        TED                              Por Leo Chubelich 

Cito a Leonardo M D`Espósito: " Los cuentos de hadas tienen varias características implacables. La primera: transcurren en un universo similar al del sueño, donde cualquier cosa es posible. La segunda: son materialistas. Efectivamente: a diferencia de los libros sagrados, donde el monopolio de lo imposible lo ejerce una fuerza moral (llámese Dios o dioses, para el caso es lo mismo) a voluntad y descontroladamente, en los cuentos de hadas la magia es precisa, los hechizos tienen contrahechizos, no se pueden usar a voluntad y cada encantamiento está rigurosamente atado a la mecánica del mundo. Es la dialéctica del hechizo: si mentís, te crece la nariz; si te hago un vestido encantador, se te va a hacer trizas a las doce de la noche; si te agarrás una modorra secular, para despertarte te tienen que besar. Y así todo. "
Queda claro, entonces, que el cuento de hadas plantea la disolución de Dios, y también podríamos agregar que narra la disolución de la inocencia o su triunfo en un mundo donde ha desaparecido.
Es inocente John Bennett, cuando a los ocho años de edad le pide a una estrella fugaz que su oso de peluche pueda hablar y se transforme en su mejor amigo por siempre, cosa que efectivamente sucede para beneplácito de la notoriedad. Ambos crecen y son famosos por un tiempo, pero veinticinco años después, Ted (tal es el nombre del plantígrado) sigue pegado a su dueño, lo cual resulta contraproducente porque en la vida de John está Lori, su novia desde hace cuatro años.
"Ted" es la primera película de Seth Mc Farlane, creador de series televisivas como Family Guy y American Dad, y es una comedia corrosiva que presenta a un peluche que fuma drogas, frecuenta mujeres (especialmente prostitutas), consume filmes ochentosos pésimos pero entrañables (las múltiples referencias a Flash Gordon, aquella cinta protagonizada por el olvidado Sam Jones y musicalizada por Queen, incluyen uno de los mejores comentarios que escuché en mi vida acerca de estos artefactos: Es malísima, pero está buenísima) y regurgita groserías a la velocidad de un rayo. Mc Farlane se encarga de elaborar una trama escatológica que dispara aquí y allá una batería de incorrecciones para lucimiento de su Ted - el oso lleva su voz y podría catalogarse como su álter ego -, que dan en el centro de la diana las más de las veces, y que refuerzan esa problemática que es estría desopilante en ese " corpus " bautizado " Nueva Comedia Americana ": la resistencia a la adultez, la negación al cambio y a aventurarse en la terra incognita de la nuevas responsabilidades, especialmente cuando el cambio tiene el bello rostro definido de Lori Collins (Mila Kunis, de Amigos con beneficios) que demanda a su pareja que se deshaga del peluche.
"Ted" es la eyaculación chistosa, filosa, de variadas alusiones a la cultura popular de su protagonista deforme, pero no es lo único sobre lo cual gira este artefacto. Mc Farlane también permite que sus protagonistas de carne y hueso brillen, como el gran Wahlberg que ya ha dado muestras de su talento para la bizarrada en la desopilante " Policías de repuesto " de Andy Mc Kay y la fotogénica Mila Kunis, más afín a este tipo de exponentes y que se ve obligada a lidiar con los restantes vértices inmaduros del triángulo

El tipo de relación sentimental que el film expone adquiere espesor porque se trata, ni más ni menos, que de construir un espacio de intimidad que se legitima porque hay dos personas que se aman. Mc Farlane, asimismo, también acierta en ello: logra que nos importe lo que le pasa a esa pareja. Y Mila Kunis, con sus ojos grandes de Animé, sabe traslucir, en los momentos difíciles, que está muriendo de amor. Al tratarse de un cuento de hadas y como decíamos al principio, hay momentos que se vuelven surrealistas al liberarse la autoconciencia de los ochenta: la fiesta organizada por Ted en su apartamento y a la que asiste Sam - Flash Gordon - Jones y la pelea a trompada limpia entre el peluche y John Bennet. En la primera, está tan bien filmada y se vuelve vertiginosa al meter tantos chistes a lo bestia que el manejo bombástico del humor no da tregua al espectador; En la segunda, simplemente asistir a una trifulca entre un peluche y un humano se convierte en EL acontecimiento de la película. "Ted" libra una batalla por convertirse en el primer "cuento de hadas escatológico" comercial de la historia o profundizar en los vínculos de pareja con el siempre redituable filón de los adultos que desisten de crecer. Al final, el cuento fantástico se fagocitará todos los piélagos por donde viaja el film y la trama bajará sus · decibeles ", sensibilizándose peligrosamente. Cortina de humo para que Mc Farlane le haga proferir a su muñeco maldito otro "one liner" abrasivo para reírse de todo y de todos. L.C.

TRAILER - TED

martes, 18 de septiembre de 2012

Mi nena es un "dibbuk"

                              Posesión satánica          Por Leo Chubelich

 
 
Otra más de exorcismos, rituales de purificación y sacerdotes. La respuesta pavloviana que aparece, confortable y fácil, es "El exorcista", pero hablar de la película de William Friedkin, canónica por donde se la mire, es como asociar a Strauss, pinino de la melodía previsible, a todo casamiento. Ahora es el turno de "Posesión satánica" en la que Clyde, un entrenador de basquet en pleno proceso de divorcio, concurre con Em y Hannah, sus dos hijas adolescentes, a una venta de garage donde hay una caja que llama la atención de Em. El hombre compra la caja y la misma va a parar a su domicilio, donde las chicas pasan los fines de semana junto al progenitor. Está claro que en la caja hay un espíritu que quiere vivir y que se irá apoderando paulatinamente de la chica. La salvedad es que en esta oportunidad no estamos en presencia del Lucifer católico, sino de un "dibbuk" o espectro maligno judío, lo que después justificará la aparición de un exorcista interpretado por el cantante Matisyahu, elemento éste que conforma, tal vez, lo más débil de la trama.
"Posesión satánica" está presentada por el gran Sam Raimi y dirigida por el director Ole Bornedal, quien ya había trabajado en EEUU en la menos conocida "La sombra de la noche", y presenta el repertorio de "greatest hits" de ojos desorbitados, vómitos, extremidades en ángulos imposibles y rostros constipados más malos que las hienas malas. Sin embargo, a diferencia de otros exponentes del género que hacen foco en la posesión, hay una enorme voluntad por mostrar la incidencia de este cuadro disruptivo y asombroso en las relaciones familiares, fragmentadas y acusadas de enorme deterioro por la situación de divorcio que sobrevuela tangencialmente la película. Bornedal filma bien, nunca se deja arrastrar por las convenciones del género (la virtuosa secuencia de la nena poseída en la cocina, transfigurándose en otra cosa pero atenuando la metamorfosis a través del filtro distorsivo de un frasco, por caso), elige locaciones que instilan inquietud y sabe dónde poner la cámara en su afán de salirse de los lugares comunes, pero su película nunca abandona su lógica de " drama familiar " en el que se trasfunden elementos del cine de terror. Si ustedes me preguntan qué le falta a "Posesión satánica" para salir de la media de tanta película similar, mi respuesta sería que hubiera sido preferible revolcarse más en el barro, entregarse sin remilgos a una mejor utilización del fuera de campo (indispensable en esto de convocar al espanto sin mostración) y aceitar las clavijas del "timing" inmersivo. Pero no, Bornedal elige la ruptura de pareja y sus consecuencias en el tejido familiar, como si pretendiera amalgamar Bergman con - nuevamente el albur de la referencia - El exorcista. Y todos sabemos que la tragedia emocional de esta familia, que incluye nueva pareja de la madre interpretada por Kyra Sedgwick, es demasiado elemental como para pensar que hubiera sido de la atención del autor de Persona. Una pena para Natasha Calis, que realmente mete miedo con su interpretación, que ni Raimi ni Bornedal hayan confiado del todo en tanto potencial. L.C.

TRAILER - POSESION SATANICA